LAS GRANDES PAREDES DE SANT LLORENÇ DEL MUNT




Si os gusta el terreno de aventura, las rutas expuestas y el morbo de estar escalando en un santuario prohibido, éste es el lugar más cercano a la civilización con todo el carácter necesario para no sentirse observado.

- Hoy en día el horizonte que ofrece el mundo de la escalada es cada día más amplio gracias a la continua divulgación de nuevos sectores en revistas especializadas y la aparición de estupendas guías de la mayoría de las zonas más conocidas. A pesar de ello, aún queda mucho por hacer en lugares donde por misteriosas razones la información sigue congelada en el fondo de una carpeta, encubriendo un patrimonio de todos. En plena era de la comunicación, donde en pocos instantes podemos saber mediante internet las últimas vías equipadas en Tailandia, aquí, a poco más de 30 km de Barcelona, en Sant Llorenç del Munt, un entramado de más de mil itinerarios aún está pendiente de ver la luz en formato literario. En este breve artículo pretendo dignificar, si no más, la escalada i las paredes más notables que nos regala este popular macizo, más frecuentado por los escaladores de Terrassa y Sabadell, donde la evolución de la escalada tradicional ha pasado más inadvertida en comparación con la escuela más célebre de Montserrat.




Con la reconocida reputación de roca descompuesta, esta gran palestra del Vallès Occidental se ha transformado ya hace años en una acogedora reserva de sectores de grado equipado, aprovechando la gran calidad de unas franjas de roca horizontales diseminadas por la sierra, que los escaladores deportivos han amortizado inteligentemente en todo su esplendor. A primera vista y a pocos minutos del vehículo, podemos observar el popular sector del Cavall Bernat-Esquirol-Roca de les Onze por ejemplo, un terreno lamentablemente torturado durante décadas por la broca y el martillo donde cada hierro defiende celosamente su espacio. Remaches, buriles y otros anclajes más sofisticados dan fe de las inquietudes de un personal forjado entre un conglomerado muy particular, que con el tiempo garantiza un carnet de primera difícil de conseguir. Pero a la que nos adentramos por los frondosos y mágicos senderos de la montaña, rápidamente se intuye la necesidad de otro carnet mucho más imprescindible, para moverse con solvencia por un terreno muy agreste, caótico y poco señalizado, que solo los más acreditados conocen a la perfección. Aún recuerdo aquella primera excursión en compañía de los entrañables Josep Mª Torras y Joan Nubiola, subiendo desde Castellar del Vallès a la cumbre de la Mola, mostrándome los secretos de una vertiente norte mucho más desconocida a nivel popular. Grandes cerros caóticamente aislados por espesas canales configuran un paisaje excepcional que más se asemeja a la cara norte montserratina. Al cabo de poco tiempo volví para fotografiar aquella exuberante zona bien visible desde las ruinas de la ermita de Santa Agnès, una descomunal despensa de verticalidad prácticamente intacta, con solo una puntual excepción, la vía CES o Sorolla al turó de les Nou Cabres, el cerro más significativo del repertorio.




Abriendo vías constantemente desde finales de los 70 desde el Pirineo a Alacant, y nunca se me había pasado por la cabeza abrir vía en Sant Llorenç. Ya me lo decía mi amigo Fredi Parera (uno de los grandes escaladores de Terrassa), aun que detrás de sus comentarios se escondía el punto débil de la cuestión y razón fundamental para sentir un gran respeto hacia una roca muy peculiar reservada a los más expertos en la materia. En el año 2000, después de abrir en solitario la vía de la Laika, Fredi me convidó a repetirla para hacerme una ligera idea de las exigencias del terreno. Después de aquello, pocas ganas me quedaron de abrir en aquel fascinante lugar, aunque me fui con unas estéticas líneas grabadas en la cabeza que algún día haríamos realidad. Desgraciadamente, el destino nos apartó al Fredi de su actividad predilecta tras unos graves accidentes, y su nueva vida sigue un curso muy diferente al que nos tenía acostumbrado.



Cambiamos de siglo y aún me pregunto cómo es posible tal abandono en aquel rincón privilegiado, con tan solo la vía del Sorolla, la elocuente canal de la Xarranca y la vía del Fredi como itinerarios eminentes de pared excluyendo las vías normales a las cimas. Ya va siendo hora de enfilar la aguja y aprobar esta asignatura pendiente anticipándose a una prohibición que pronto llegará, pero será difícil encontrar a alguien de la categoría del Fredi para tal aventura. Por si acaso, lo primero será intimar con un conglomerado muy especial. La roca de Sant Llorenç del Munt es ciertamente delicada y se ha de analizar a fondo homologando los agarres buenos y retirando los malos a su paso. No es fácil, simplemente una dificultad añadida que exige de una concentración mayor para no salir "volando". Lo curioso del caso es que en pocos metros cambia radicalmente la calidad del cemento pasando de los bolos engañosos al gruyere calcáreo excelente, como si la pared nos motivara para seguir adelante, un lenguaje que durará toda la ascensión. Este tema no sería tan transcendental si encontráramos un buen anclaje cada dos metros, pero no es el caso. En estas paredes hace falta dominar la exposición más que la filigrana, solo en los pasos claves posiblemente podamos asegurarnos cristianamente si el aperturista lo ha hecho. Sí señor, estamos delante de una gran escuela donde maestros de la talla de Jordi Panyella Pany, Jordi Casassayas Haus, Ernest Mallafré, Josep Mª Torras, Josep Alaix o Andreu Sorolla entre la flor y nata, forjaron un muy respetable estilo ya hace más de cinco décadas. Suerte tenemos de la perseverancia de Josep Barberà, en cuyo momento dado recogiera en su Pam a Pam dedicado a St. Llorenç, estas verdaderas gestas a la sombra de un historial montserratino mucho más difundido culturalmente.



A. Ballart en el último largo de la vía Sorolla

Actualmente, la joven escalada es una modalidad que poco tiene que ver con el espíritu pionero de esta actividad. No por ello, aún podemos encontrar las sensaciones intactas repitiendo algún itinerario de la época sin transformar, o abrir vía de la forma más acorde con los viejos maestros. Para ello hay que dominar un grado "real", no el que otorga el color del rocódromo. Hay que saber además, leer el terreno acertando sus debilidades para no sobrepasar la dificultad original y asegurarse donde toca. Esto no se aprende realizando vías de parabolts, es una experiencia que lentamente se acumula repitiendo aquellas rutas que simplemente hay que escalar de verdad, con su riesgo y compromiso añadido. Un patrimonio en peligro de extinción que hay que conservar y ampliarlo constantemente para no perder la esencia de una pasión llamada escalada.




Pronto, siento la llamada del turó de les Nou Cabres y en pocas horas estoy descifrando su vía normal sin demasiado éxito, cosa que me obliga a retroceder y a resolver el misterio abriendo la vía Contrallum sin más preámbulos. Ya no hay que darle más vueltas para alcanzar la cima, tres espits en 50 m son el rastro suficiente para subir al mirador más destacado del valle y observar justo enfrente la irresistible arista norte del turó del Boc, aún virgen a estas alturas. Estoy seguro que una llamada a los hermanos Masó será suficiente para incitar su apetito vertical. Tenía el presentimiento que estos fanáticos escaladores de Sabadell no pasarían de largo la oportunidad de abrir una de las rutas más largas de Sant Llorenç, de una dificultad mediana y de un trazado envidiable. Òscar y Albert conocen y estiman firmemente esta montaña cosa que acentúa mis conocimientos y anula muchas fronteras para acceder a este inexpugnable cerro salvajemente camuflado. En unas pocas horas abrimos la vía Banquet de còdols, a la vez que la vista se me desvía obsesivamente hacia la vecina paret de la Cabrissa donde una arrogante arista sur aparece como un diamante en bruto. La campaña solo acaba de comenzar y al cabo de pocos días ya estoy tallando aquella colosal columna en solitario (vía Hyperborea), un gran reto acostumbrado a ir siempre acompañado de buenos amigos que me dan la cuerda justa y precisa. Mi técnica en solitario es muy normal. Consiste en fijar un cabo a la reunión y hacer un nudo simple (para fijar al arnés) a los metros que haga falta hasta calcular a ojo donde llegaré a asegurarme. El problema radica en que por defecto hay que darse más cuerda de la necesaria para no quedarse bloqueado en el intento. En escalada artificial no tiene ningún misterio, pero abriendo en libre hay que precisar dónde nos podremos parar para deshacer y hacer un nuevo nudo. Todo esto y abriendo vía sobre una roca dudosa, hace imprescindible una fusión mental donde se extreme la precaución y nos olvidemos de una posible caída.




Esta experiencia me anima a resolver otra vía muy evidente que dibuja la cara sud de la Morella (vía Aniversari), un paraje diferente para cambiar de aires cuya aproximación y descenso me lleva gran parte del esfuerzo, y al retorno la noche me atrapa en plena selva y sin frontal. Suerte que el "Bruc" (mi fiel perro de color canela) siempre vuelve por el mismo camino y seguirlo en la oscuridad no tiene problema. Comentando la jugada al Ricard Darder -un buen compañero aperturista- lo convenzo para ir al turó dels Cabrits, donde otro trazado de aquellos que ya no quedan, sigue virgen a estas alturas. Dadas las circunstancias, lo abrimos y se lo dedicamos al Fredi que tantas horas se pasó faenando solo en este lugar abriendo la vía de la Laika en recuerdo de su querida mascota. Una vez más, la paret de la Cabrissa me deja fascinado por sus onduladas formas y en aquella misma semana abro dos vías más (Phaedra y Quinoa) aprovechando el buen rodaje y la tensa luz de la primavera. Como siempre, el "Bruc" me acompaña a pie de vía y se esfuma inteligentemente de la continua lluvia de piedras que oirá durante toda la jornada hasta alcanzar la cima.




Estoy muy satisfecho porque todas las vías resultan en libre, y algunas tiradas, a pesar de la roca, son elegantes y espectaculares. Antes de que llegue el verano aún estoy a tiempo de abrir la vía Fitzcarraldo al turó del Boc, y de repetir junto con Ricard la emblemática vía del Sorolla al turó de les Nou Cabres, como colofón de esta intensa aventura primaveral. Con las primeras calores toca estrenar una pared camuflada detrás de la Morella, totalmente virgen, en cuya fachada principal se intuye un buen tramo de artificial laborioso que de seguro al Paca le encantará. Dos días de esfuerzo, primero con Mª José Chesa y después con Paca, dan como resultado la vía Tiralínies a la bautizada paret dels Líquens secrets, una escalada combinada muy exigente pese a cortejar la línea más asequible que dibuja su dilatado frontón central. Es todo un lujo actualmente, descubrir el mejor camino de una pared, la oportunidad única de formar parte para siempre de la historia de la roca, y dejar patente el estilo heredado de los viejos maestros que han hecho de la escalada una técnica más que un deporte.






ITINERARIOS

Vía Contrallum. Escalada con una primera mitad exigente y obligada (solo 3 espits de protección), que después se arrampa totalmente hasta la cima donde hay que montar la reunión en la vegetación. Roca aceptable en general. Es la alternativa directa a la vía Coll (vía Normal), cuyo trazado surca en diagonal hacia la izquierda un terreno más elocuente asegurado con solo una triste barra de hierro clavada en el suelo. Llevar 3 cintas, un par de cuerdas de 50m y cordinos largos para abandonar.

Vía Fitzcarraldo. Escalada de aventura, exigente y expuesta, donde solo encontraremos 2 espits en todo su recorrido. Se trata de un enorme diedro o depresión que solo afecta al centro de la pared sin llegar al suelo. La primera tirada aprovecha la única entrada evidente: una canal que se transforma en  una tímida fisura que pronto desaparece bajo unas enredaderas que nos ayudaran a situarnos al pie de un muro donde localizaremos el primer espit. De pronto el terreno se tumba perdiendo interés, pero se adivina un final de infarto donde será preciso empotrarse hasta el cuello para llegar al punto más crítico, donde un segundo espit dará la moral necesaria para salir con éxito. Llevar unas 5 uves (2 anchas), 3 universales, cintas muy largas i friends hasta nº3 (o similar).

Vía Banquet de còdols. La vía más asequible del repertorio, si no fuera por el nefasto primer largo (obligado y descompuesto) que pronto quedó equipado con una cuerda fija a modo de ferrata, en consonancia al resto del itinerario mucho más sencillo y afable. A partir del bosque, todo un recital de IVº surca directamente la aceptable roca de la arista norte hasta un último resalte (Vº inf), que se sortea por la izquierda de la vertical. Se abrió con los seguros que hay, y como mucho se podrá incrementar con algún clavo de relleno si tenemos buen olfato para colocarlo. Hacen falta además, unas cintas bien largas para las sabinas. Atención a entrar correctamente en travesía hasta localizar un pasamanos blanco, de lo contrario terminaremos haciendo el Tarzán sin monos...

Vía Hyperborea. Posiblemente el itinerario más seductor a primera vista donde encontraremos toda la variedad de pasos que podamos imaginar. Viene a ser una estupenda Aresta Brucs montserratina con un primer largo de muro y el resto por una columna bien dispuesta para salir contento del evento. Resta equipada con los seguros justos y necesarios para repetirla con solo 8 cintas largas. El grado máximo obligado es Vº, y por lo que hace a la roca hay que prestar atención en los tramos más rojizos que son los más cuarteados. La alternativa más recomendable del valle.



Miquel Blanco en la vía Banquet de còdols

Canal de la Xarranca. Elocuente canal con vegetación que recorta la paret de la Cabrissa, donde destaca claramente la última chimenea característica que le otorga el nombre. Salvaje escalada prácticamente desequipada donde solo encontraremos un clavo y un buril en todo el recorrido. En consecuencia llevar algo de material, aunque básicamente nos aseguraremos en árboles y sabinas.

Vía Quinoa. Trazado elegante, atrevido y exigente, donde será necesario un dominio total en todo tipo de roca. Si bien los dos primeros largos no aportan nada en especial, el tercero se endereza (6a no obligado) y gana buen ambiente. Destaca la última tirada, muy obligada y delicada (6a), hasta introducirse en el magnífico diedro que al final forma la pequeña aguja bautizada como el Far de la Cabrissa por los hermanos Masó. Si bien los pasos claves están protegidos con algunos espits, son necesarios los friends hasta nº3, y cintas muy largas para sabinas y árboles. Recomendable para asiduos a la zona.

Vía Phaedra. Escalada en libre similar a la anterior, que aprovecha las líneas más sugerentes de la derecha de la muralla destacando un último largo por sus bellas exigencias. Reuniones en árboles y sabinas, y 4 espits en los pasos claves, son todo el arsenal de este sinuoso trazado, donde también amortizaremos claramente los friends medianos y los aliens en las elegantes fisuras finales. Dificultad obligada de V+ expo. Recomendable para asiduos a la zona.



Ferran Blanco en la vía Hyperborea

Vía Fredi Parera. Inteligente trazado donde despunta su mantenido diedro (6a+) ante una segunda mitad mucho más asequible, pero expuesta en general. Atención a la primera tirada, donde hay que flanquear a mano izquierda a la altura de una primera sabina (no seguir hacia el diedro). Dos espits, dos pasos de gancho consecutivos y un friend del 2,5 en agujero, llevan a la reunión al pie del diedro paralelo. A la salida de ésta un plomo sirve para sortear los únicos pinchos de toda la vía. Llevar 5 uves largas, un juego de fisureros, 2 ganchos anchos, cintas largas y friends hasta nº2,5. Exigente pero recomendable.

Vía de la Laika. El itinerario más acrobático del sector gracias a la perseverancia y el capricho del amigo Fredi Parera, por superar el arrogante diedro central del turó dels Cabrits. Una primera parte básicamente equipada con espits (Ae), conduce bajo un techo i atraviesa a la derecha al pie de una fisura donde será necesario pitonar hasta entrar en el citado diedro principal. La escalada de éste no es tan factible como aparenta ya que la roca es delicada y suerte tenemos de encontrar varios hierros dejados a tal efecto que sirven para combinar en Ao. El último largo es el más rabioso con una salida de la reunión muy expuesta progresando sobre merlets (A2+), y un final un tanto descompuesto que rompe la magia de la ascensión. Llevar unos 8 pitones variados (una multiprize), ganchos, fisureros y friends hasta nº3. Sin lugar a dudas, la escalada que ofrece el mejor ambiente y la más laboriosa del repertorio. Recomendable.

Vía Sorolla (CES). Selecta escalada del año 1959, que representa actualmente la vía reina del sector gracias a su arrogante trazado raramente repetido. A pesar de estar medianamente montada y re-equipada (sobre todo las reuniones), contempla unos largos centrales muy expuestos y un diedro final con hierros de museo que exigen experiencia y decisión para afrontarlos. Serán necesarios cordinos finos, unas chapas recuperables, cintas muy largas y excéntrico del nº10 o similar. Itinerario exigente pero indispensable para comprender el estilo de una época dorada de la escalada, cuando las paredes robaron el protagonismo a las agujas.

Vía Aniversari. Evidente itinerario que corteja una sugerente chimenea que al poco rato abandona para centrarse por la columna correspondiente, mucho más limpia e interesante en general. Ofrece unos pasajes muy variados sobre una roca más montserratina, donde algún espit muestra el trazado a seguir. Sera útil el juego de friends hasta nº3 y cintas muy largas. A la salida se puede seguir hasta la cima (III) o bien atravesar hacia la izquierda a localizar un camino que desciende al pie de pared. Vía interesante para conocer el lugar.

Vía Tiralínies. Ruta laboriosa y expuesta en general, que sortea de la mejor manera la parte central de esta muralla solapada detrás de la Morella. La roca por lo general no es mala pero cuenta con unos primeros 30 m muy verticales donde hay que darle a los estribos hasta llegar bajo una cornisa con un acentuado desplome donde hay que afinar las acrobacias. Una vez superado el trance (A2 expo) el terreno se tumba considerablemente y la vía va sinuosamente a la caza de lo más asequible que no siempre es lo más fácil. Dos tiradas muy largas sin protección aparente conducen a la cima de esta amplia muralla sin itinerarios. Para próximas repeticiones llevar unos 6 clavos largos, 6 pitones cortos, falcas, ganchos, fisureros, aliens y camalot del nº2 imprescindible. Para asiduos y amantes del artificial cachondo.



Jaume Clotet "Paca" en la apertura de la vía Tiralínies

APROXIMACIONES
- Aunque parezca ilógico, el mejor acceso se realiza desde el sur subiendo por la canal de l'Abella hasta la Cova del Drac. A partir de aquí, si vamos a la paret de la Cabrissa o al turó de les Nou Cabres será preciso continuar por el camino principal dirección al coll d'Eres (Montcau), y antes del desvío que va als Òbits coger a mano derecha por una pequeña senda (nº1). Para ir al turó del Boc desviarse un poco antes por una canal bastante elocuente (nº2) que lleva en poco rato directamente al pie de la vía Hiperborea. Para acceder a la vía Fitzcarraldo encontraremos una pequeña senda horizontal que sale desde la vertiente oeste de la Cova del Drac y en un momento dado descenderemos por lo más evidente y despejado al pie del itinerario (nº3). Para ir al turó dels Cabrits (vías Laika y Fredi) y a la vía Sorolla del turó de les Nou Cabres, lo mejor será descender por la canal de Santa Agnès y pasada la ermita localizar un sendero horizontal (nº4) que conduce al pie de estos itinerarios. Para la Morella y la paret dels Líquens secrets lo mejor será dejar el vehículo en el Marquet de la Roca y subir al coll Gavaitx. Desde aquí dirigirse hacia la canal de la Ravella pasando por debajo dels Líquens secrets, y desviarse a la izquierda cruzando el torrente para contornear la Morella desde el norte y alcanzar su cara sud (evidente pero salvaje). En todas las aproximaciones calcular de 1,20 a 1,45 h desde el coche sin perderse. Recordar que salvo los caminos principales, el resto son senderos poco marcados que conducen inteligentemente a sus objetivos. No está de más conocerlos de antemano programando varias excursiones a tal efecto.

DESCENSOS
Turó del Boc: descenso en rapel (20 m) al collado sur y retorno por la aproximación nº3.
Paret de la Cabrissa: retorno a pie por la aproximación nº1.
Turó dels Cabrits: descenso en rapel (20 m) al collado NW i retorno por la aproximación nº1.
Turó de les Nou Cabres: descenso en rapel (45 m) al collado NW y retorno por el acceso nº1.
La Morella: descenso caminando por la canal W (hitos) para contornear de nuevo hacia la canal de la Ravella. De la paret dels Líquens secrets se baja andando por la canal de la izquierda.

                      Artículo publicado en la revista MUNTANYA nº835 (junio 2001)