- La comarca
del Alt Berguedà es una de las más accidentadas de Catalunya, y por ello una de
las más frecuentadas para el montañismo gracias a sus buenas comunicaciones
respecto a la capital. Situada al norte de Barcelona y dominada por la cuenca
del río Llobregat, comparte gran parte del eje calcáreo pre pirenaico
ofreciendo un buen número de zonas privilegiadas para la escalada bien
conocidas por todos. Sin lugar a dudas, el Pedraforca es el icono más
representativo de la comarca y una de las escuelas más célebres desde los
inicios, donde ha desfilado la flor y nata del alpinismo catalán. Otras zonas
como la Serra d'Ensija y el Cadí-Moixeró, también destacan claramente y
significan la futura reserva para los amantes de la aventura siempre y cuando
la legislación lo permita.
- Un itinerario puede ser bello,
elegante y hasta inteligente. La vía Aurora, sin poseer un terreno de cualidad,
presenta una buena dosis de éstos atributos. El escenario por donde transcurre
es difícil de digerir a primera vista, hay que prestar mucha atención al
geométrico laberinto de roca, para reseguir correctamente una línea muy exótica
y atrevida a la vez. Si bien la primera mitad no aporta nada en especial, los
largos L6 y L7 son sin lugar a dudas la recompensa al esfuerzo realizado para
una escalada muy singular, pero sin tregua alguna hasta conseguir
desencordarnos. Pese a su apariencia más asequible el L8 no perdona, y tras
montar la reunión definitiva en un buen árbol, descubrimos la accidentada y
penosa pendiente que nos separa de la cumbre principal. El remate de una
aventura con mayúsculas, con el compromiso añadido de no poder retroceder
fácilmente al sortear desplomes en diagonal y contar con las reuniones
desequipadas. En todo el trazado solo encontraremos 3 espits, 5 clavos de
consolación, y combate intenso para emplearnos a fondo durante 6-7h sin
encantarse. Imprescindible carnet de primera en todo-terreno.
- Desde la boca sur del Túnel
del Cadí podemos observar claramente un destacado conjunto rocoso, con el
potencial suficiente para albergar una de las escuelas de aventura más
consistentes dentro de un oasis protegido, incomprensiblemente rodeado de
actividad todo el año bajo la mismísima cima de la Tossa d'Alp. Su privilegiada
orientación, calidad del terreno y roca disponible, salta a la vista para
cualquier profano con solo asomarse al mirador dels Orris, cercano a la
carretera que conduce a Coll de Pal desde Bagà y punto de partida hacia las paredes.
De todo el arsenal calcáreo visible destaca un marcado espolón cuya línea paso
inadvertida desde un principio, y su conquista no llegó hasta medianos de los
80 cuando tímidamente se exploró la zona antes de que restringieran su acceso.
Un asalto fue suficiente para rematar un trazado en libre extraordinario, cuyo
éxito duró poco tiempo al prohibir definitivamente la escalada en toda la zona
del Moixeró, el caso más patético de toda la geografía catalana. Itinerario
semiequipado con pitones. Existe un embarque a mitad del L4 bajo el gran techo
característico, donde se aprecian unas chapas sin sentido.
- Una vez conquistado el
Espolón del Rebost, las debilidades de su flanco sur pronto atrajeron al
personal desvelando un par de rutas muy elocuentes y atrevidas: la vía Zeit y
el Diedre President. La primera ofrece un trazado un tanto sinuoso enlazando
las fisuras existentes mediante una escalada en libre poco equipada, donde hay
que andar muy suelto y adivinar el camino correcto hasta alcanzar la parte final
del espolón, tras algunos pasajes muy puntuales (protegidos mínimamente) donde se
acentúa la dificultad. El Diedre President representa la escusa principal de la
pared y su escalada una buena dosis de aventura, cuanto más arriba más
sorprendente. Un primer tercio de trámite da acceso al eje principal del diedro
donde aparece el tramo más intenso, afortunadamente breve, hasta que la fisura
se vuelve más generosa y practicable. Una vez pasado el diedro, un muro
vertical y monolítico obliga a emplearse a fondo, con todo el ambiente que
otorga el considerable desnivel de la roca más altiva de la zona: la Roca
Freda. En las dos vías se recomienda llevar algunos clavos de refuerzo, para
montar reuniones y por si hay que retirarse en un momento dado.
- La Serra d'Ensija, más
conocida por la Roca Gran del Ferrús, presenta en su extremo más occidental una
gran pirámide grisácea denominada Roques Blanques. Se trata de una pared de
aspecto alpino donde finalmente se han abierto algunos itinerarios de cierto
interés, amortizando la calidad del terreno y su cómodo acceso desde el Coll del
Portet. Para ello hay que dirigirse al pueblo de Saldes y continuar unos pocos
km hasta el Coll de la Trapa, donde aparece a la izquierda un desvío que lleva
a Vallcebre desde el norte. Pasada una zona de picnic (la Palomera), una pista
a mano derecha conduce hacia el objetivo atravesando la vertiente norte de la
montaña hasta morir cerca del Portet. Desde aquí se divisa perfectamente la
pared, y un camino bien marcado pasa prácticamente por la base de los
itinerarios en poco más de 20 min. La vía Rhayader ofrece una escalada en libre
solo equipada en los pasos claves, cuyas reuniones se montan en los oportunos
pinos que salen al paso. Roca muy buena en conjunto destacando el penúltimo
largo por su mayor dificultad. Orientación W con una panorámica total de la
cara S del Pedraforca.
- La Triple Directa representa
la combinación idónea para superar el eje principal del Pic Superior desde la
Canal de la Grallera. Una vez en el pie de vía, un arrogante diedro configura
el primer resalte como preámbulo de una larga y agotadora ascensión de más de
600 m, con predominio de la escalada atlética semiequipada y con un relativo
compromiso dadas las factibles escapatorias a lo largo de la misma. El segundo
resalte se presenta técnicamente más exigente, enlazando buenas fisuras hasta
alcanzar la marcada cresta que lleva hacia los dominios de la gran cueva de la
Grallera, bajo el tercio final que sin lugar a dudas constituye la joya de la
ascensión. Una sinuosa placa con un clavo y un par de espits alejados conduce a
un balcón privilegiado entre la verticalidad, punto estratégico para atacar el
último obstáculo mediante una oportuna línea fisurada, que lleva a la arista
cimera y a la cumbre más solicitada del Alt Berguedà. Una romántica escalada
que de seguro no nos dejará indiferentes por sus inéditas perspectivas, calidad
de pasajes, y con roca buena en general salvo el primer y parte del segundo
largo.
- La vía Área Privada presenta
una línea en libre bien definida como recompensa al considerable esfuerzo que
exige su aproximación. Desde la subida al collado del Verdet hay que atravesar
a la izquierda e improvisar por fuertes pendientes hasta el inicio del
itinerario, dominando un buen instinto de la orientación para acertar la
definitiva canal que conduce al pie de vía. Se trata de una escalada poco
equipada con una entrada muy atractiva, donde una fisura en diagonal sortea un
monolítico frontón hasta alcanzar la R1. A la salida de ésta encontramos un
diedro difícil pero breve, puesto que el terreno pronto se vuelve afable con un
par de largos muy asequibles. La tirada final justifica por sí sola una
aventura de relativo interés, pero con unas perspectivas inéditas de la Torre
Capeta y la Grallera. A la salida hay que remontar hasta alcanzar la cresta
principal y localizar el camino de bajada del Verdet por la derecha. Roca buena
en conjunto y una ruta rápida para desvelar uno de los rincones menos
solicitados de toda la muralla norte con diferencia.
- La Nordmagnum ofrece una
línea bien definida desde un principio, aprovechando de la mejor manera la
diagonal ascendente que lleva al solitario pino arraigado en la roca, y
prosiguiendo por el oportuno diedro que alcanza la gran diagonal de la vía
Pany-Ferrera. Desde aquí y localizando una chapa azul en el siguiente
obstáculo, continúa directamente sorteando los desplomes hasta ganar la rampa
central por donde podemos atravesar fácilmente la pared. Una vistosa fisura
ligeramente inclinada equipada con un espit azul y algunos clavos, solventa la
verticalidad del segundo piso y conduce al pie del diedro más destacado del
último tercio, del cual se sale por la derecha para alcanzar la arista final de
la vía Joan Martí que sube por la derecha. Una formidable escalada que como su
nombre insinúa, transmite toda la grandeza de la cara norte descubriendo la
lógica más significativa, pese a sus paréntesis y posibles escapatorias que
rompen la magia de la ascensión. Roca aceptable en conjunto, con equipamiento
puntual en los pasos claves.
- La pared de la Grallera
significa todo un trofeo de coleccionista dada su alejada situación con
respecto al escenario habitual, exigiendo un pesado acceso por la Canal del
Riambau o bien ascendiendo por la clásica vía de la Grallera. Una vez en sus
dominios tenemos tres alternativas: la vía Estrems-Camps, épica y peleona, la
Anglada-Cerdà, acrobática y elegante, y la Thora Blava, la más moderna y
resultona. Abierta en el día, la nueva vía acierta la línea más compacta para
ascender en libre al Pic Superior, mediante un trazado poco equipado, exigente
y con el esfuerzo añadido, en la que encontraremos algunos pasajes expuestos
especialmente a la salida de la R1. Una escalada que desvela las profundidades
del Riambau y las considerables proporciones de una vertiente norte donde habita
una flor azulada de aspecto inofensivo, pero de propiedades altamente tóxicas:
la Thora Blava.
- La vía Ritual Extrem
representa el trazado más idóneo para solventar el corazón del sector central
del Calderer, siguiendo las debilidades disponibles y aprovechando un tramo de
las vías Cerdà-Pokorski y Lalueza-Horrillo para encajar el objetivo. Destaca un
primer tercio inédito y variado, que facilita unos pasajes de interés mantenido
hasta ganar la cornisa principal. A partir de aquí se sigue por la
Cerdà-Pokorski y la Lalueza-Horrillo hasta casi debajo del gran desplome, para
atacar a la derecha una discreta fisura y retomar el eje del gran diedro. Con
cierta habilidad, este pasaje se resuelve en libre, siempre y cuando no haya
llovido y la roca aparezca bien seca, la única pega que tiene el recorrido. Por
lo demás, cuenta con roca de calidad desde un buen principio, toda la gama de
pasajes que podamos imaginar, y un cómodo retorno por los rápeles de bajada
instalados a tal efecto por la izquierda del sector.
- Entre el Gat y el Collet de
la Cova sobresale un eminente pináculo, cuyo caótico aspecto es motivo
suficiente para considerar la mítica vía GEP el misterio mejor guardado de toda
la muralla norte del Pedraforca. Para romper el hielo, ahora disponemos de la
reciente vía Lunascente, una atrevida línea que descubre el flanco izquierdo
del farallón, culminando por un terreno que cambia radicalmente a partir de la
R4. Mientras que sus primeras tiradas presumen de una roca monolítica y con una
formidable fisura para salvar el desplome, la continuación aparece laberíntica
y tan frágil, que exige de un plus de atención para no salir proyectado en
compañía de algún bloque. Una dificultad añadida que le suma más incertidumbre
a un itinerario insólito, que sorprendentemente ya se ha repetido en un par de
ocasiones por cordadas todo-terreno con ganas de aventura y pocas manías
geológicas. Para llegar al inicio es necesario subir por la vía Pany hasta el
jardín, y para el descenso seguir las marcas rojas que encontraremos justo al
finalizar la escalada que conducen a la canal posterior del Gat.
- El Esperó del Refugi contribuye a dignificar un edificio emblemático, el refugio Lluís Estasen, con todo su staff de entrañables guardas y ayudantes esporádicos, que han mantenido encendida la llama durante tantos años, de éste lugar capital para todos los que se acercan a esta famosa montaña del Berguedà. La vía en cuestión, ofrece un par de tiradas en libre equipadas en roca de buena a aceptable, salvo el tramo de entrada donde el terreno presenta el "cuarteado" típico de la región. Pese a todo, unos parabolts cuidadosamente colocados protegen el pasaje hasta elevarse a la derecha para entrar en un pequeño diedro. El segundo largo resulta mucho más compacto en conjunto y termina al llegar al oportuno pino existente, ideal para montar la bajada mediante un par de rapeles. Esta vía puede servir perfectamente como relleno después de escalar otra cercana, dada su proximidad a la línea de bajada en rapel del sector.
- La Super-Gratton es una
clara alternativa a la clásica vía Homedes, descubriendo las debilidades de su
margen derecho sin llegar a coincidir en ningún momento. Se trata de una
escalada poco equipada en general, en la que encontraremos algunos espits y
pitones en los pasos claves, y el resto a proteger con los fisureros y friends.
Destacan el L3 y L4 como lo más exigente debido a su verticalidad y dosis de
exposición, especialmente a la salida de la R3, que le otorgan un mayor
carácter. El resto continúa por el flanco oculto del espolón, mediante dos
largos semi-fisurados con algún tramo delicado en cuestión, mientras no se
sanee con el paso de las cordadas. Una aventura que difícilmente llegará a
clásica, pero que posee un claro aliciente al solventar en libre moderado el
perfil más observado de la muralla. Desde la R6 podemos continuar por la
clásica o bien rapelar por las instalaciones de la Homedes al pie de vía (poco
recomendable). Atención a la caída de piedras si hay cordadas en la pared.
- La vía Impala descubre uno de los sectores más
recónditos de la muralla norte pese a estar situado entre las vías más
frecuentadas: la Civis-Genís y la Homedes. Para llegar al inicio hay que
dirigirse hacia la Homedes y antes de afrontar el último resalte, atravesar el
bosque en diagonal ascendente a la izquierda para ganar una amplia cornisa
herbosa dirección a Cabirols. Seguirla unos instantes hasta poder trepar
fácilmente y alcanzar un nivel superior, donde aparece un gran túnel
característico que conduce al pequeño circo que forma este peculiar desagüe
natural de la pared. Remontando al lomo de la izquierda hallaremos el inicio de
la vía SAME o Esperó Central, del cual utilizaremos el L1 hasta desviarnos a la
derecha para montar la R1 en un buen pino. Continuando por lo más evidente, se
llega al interior de una gran canal oculta por donde discurre la ruta
Auqué-Muñoz. Abandonamos la canal a la caza de un diedro dirección a la pregona
cavidad que domina el sector, y a la salida de ésta encontramos el paso clave
de la vía (6a). El resto no presenta más complicaciones y continua por una
arista fácil hasta alcanzar la cresta de Cabirols. Itinerario prácticamente
desequipado. Roca aceptable en conjunto.
- La vía de la Nina se
desenvuelve por un terreno de calidad, aprovechando una línea muy variopinta
donde la marcada chimenea del L5 es la escusa principal del trazado. Una
escalada prácticamente equipada al principio, y cuanto más arriba más favorable
a la autoprotección mediante los fisureros y friends. Destaca el atractivo muro
del primer largo donde encontraremos la mayor parte de las chapas (algunas más
de las que marca el dibujo), y sobretodo el difícil pasaje a la salida de la R1
para solventar un diedro técnico, pequeño pero muy peleón. A partir de esto la
dificultad disminuye considerablemente, alternando cortos diedros hasta
introducirnos en la monolítica chimenea que salva el último resalte vertical.
El resto ofrece una escalada entre pinos sin llegar a ser un bosque, hasta
alcanzar la cresta de Cabirols, punto desde donde podemos iniciar el descenso
hacia la tartera principal por detrás, o bien bajar a la izquierda para
localizar los rápeles de la Canal de les Bruixes y volver al pie de vía
(recomendable).
- La vía Haikus acierta una de
las últimas líneas abiertas en la Dent de Cabirols, aprovechando la entrada más
natural y una marcada salida más exótica que difícil, que conduce directamente
al rápel de bajada por la Canal de les Bruixes ubicada justo detrás de la
pared. Una escalada semiequipada con algunos pitones en los pasos más
significativos, que coincide unos metros al inicio del L2 con la vía SAME que
sube por la derecha, para continuar por el espolón hasta entrar en la gran
canal que domina el sector. Desde aquí se alcanza la vistosa diagonal
existente, descubriendo un curioso túnel y siguiendo el marcado diedro con
múltiples posibilidades de escape al bosque de la derecha. En definitiva, una
romántica alternativa que hace honor a su nombre, Haikus, cortos versos
orientales cargados de emotividad en pocas palabras. Roca buena en conjunto.
- La vía Quedelemí destaca
claramente por su evidente diedro adosado a la monolítica plancha de la cara
sur, ofreciendo una escalada diferente al resto de los itinerarios de la
vertiente más propensos a la técnica de adherencia. Fue abierta en el día por
lo que el rastro de material es más bien escaso y la auto-protección la
herramienta indispensable para realizar el itinerario. Los primeros largos no
presentan un interés especial, pero al alcanzar el diedro todo cambia y
aparecen los pasajes más insospechados, siempre sobre roca de calidad. Una
clara alternativa a las solicitadas vías de placa, con el requisito añadido de
manejar bien los friends. A la salida atravesar a la derecha hasta localizar
las marcas verdes que señalan el camino de les Costes d'en Dou.
- La vía Dorian ofrece un
evidente trazado a la derecha del Desplóm del Palancó, aprovechando una
característica chimenea situada en el eje de la depresión que forma la pared.
Se trata de una escalada poco equipada en la que solo encontraremos algún espit
como referencia y será preciso colocar algunos pitones para asegurar algún
tramo puntual. Los cuatro primeros largos no son nada del otro mundo, pero la chimenea
y sobre todo la última tirada justifican sobradamente la ascensión, con un
sorprendente muro final que representa una de las salidas más sorprendentes del
Roget. Inicio marcado con una flecha grabada en la pared. Roca muy buena en
conjunto especialmente en el último tercio. A la salida de la vía remontar al
lomo principal y descender caminando hacia el W, para localizar intuitivamente
a la derecha, un paso muy estratégico utilizado por los rebecos para alcanzar
la tartera posterior de la muralla.
- La Paul Preuss es una escalada vinculada al
espíritu de este eminente aperturista del siglo pasado, cuyas primeras
diseminadas por infinidad de cumbres alpinas atienden a un escrupuloso estilo
que por desgracia lo llevó a su muerte. Esta modesta línea descubre el eje
imaginario de la pirámide oriental del Roget, progresando por su inevitable
zócalo vegetal, hasta alcanzar las fisuras más significativas que ofrece el
corazón de la vertiente. Una aventura en toda regla, poco recomendable para los
usuarios de cintas exprés y magnesio, pero muy interesante para huir de la
monotonía escalando una cima secundaria de la forma más digna y natural.
Itinerario sobre roca de calidad en todo el recorrido, y con una buena dosis de
vegetación (boixos) hasta llegar al punto de encordarse según la habilidad y la
pericia de cada uno.