SESSIÓN DE ROCODROMO

                           
"De aventura por el rocódromo"

- Para los que tenemos la suerte de vivir rodeados de paredes, la afluencia al rocódromo puede ser nula, moderada, o simplemente circunstancial. Pero que distinto debe ser para aquellos que soportan una climatología adversa o no disponen de roca oportuna, obligados a amortizar cada una de las presas de un rocódromo para aliviar sus necesidades verticales. Como puede resultar de aburrido llegar a ese extremo, pese a las ventajas que ofrecen hoy en día estas sugestivas instalaciones, perfectamente diseñadas para entrenarse, iniciarse, o simplemente como punto de encuentro con otros escaladores/as. Es extraño que con la variedad de alternativas que existen actualmente rizando el rizo en el agitado mundo de la escalada, y que no sepamos aún de ningún rocódromo de aventura.




Imaginaros unas presas retráctiles, que aparecieran automáticamente al aproximar la mano en un punto concreto sin saber su forma ni proporciones, auto asegurándonos aleatoriamente con cacharros en fisuras y agujeros concebidos a tal efecto. Valorar cada maniobra por su ética, sin problemas de reequipamientos ni restricciones. Abrir vías desde abajo por un enorme plafón rediseñable por ordenador, incluyendo las características del terreno, temperatura y exposición. Una escalada de ciencia ficción que de seguro algún día llegará, cuando por diferentes razones sea imposible realizarse en los espacios abiertos. Aprovechar porque por el momento casi todo esto existe de forma natural, con presas de verdad, y al amparo de un libre contraste de inquietudes que le da un carácter muy especial al asunto. Unas inquietudes pero no siempre positivas, pues siempre encontraremos quienes reinventan inútilmente la escalada una y otra vez, y los que sin escritura se creen lamentablemente los amos del terreno.





Todos dependemos de un rocódromo natural o artificial, donde cada uno tiene que procurarse su objetivo. El añadir, manipular o usar las presas de otro color, solo significa engañarse a uno mismo, y lo más grave, imponer al prójimo nuestras reglas. Si no somos capaces de respetar el rocódromo de los demás, siempre estamos a tiempo de montarnos uno en casa sin desgraciar el patrimonio popular. Aunque haya muchos lugares bien conocidos que lo parezcan, procuremos que la montaña no sea un vulgar rocódromo mientras exista espacio libre en el plafón para desahogarse.



                                                                           Armand Ballart  (enero-2011)


2 comentarios:

  1. Molt bo, Armand.
    Però els que realment ho tenen que entendre i respectar, tenen palla a l’ull .

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  2. El més semblant que m'havia passat pel cap era obrir una via de fissura, marcar que calen cinc jocs de friends, i enganxar al costat xapes amb loctite, sense expansió que les aguanti...
    Ara veig que vas anys llum per davant !!!

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