ESCALADAS EXPUESTAS

- Normalmente, fuera de las vías deportivas previamente equipadas, todas las escaladas son expuestas, todo depende de las posibilidades para reforzar el itinerario, y de la cantidad y calidad de los seguros existentes. Cuando se trata de fisuras no hay misterio, pero en placas y muros quedamos al amparo del valor y la pericia de sus aperturistas. A continuación aparecen algunas escaladas que por éstas características son expuestas, por lo que hay que estar a la altura de las circunstancias y no fallar en el intento. Ello no les quita belleza, simplemente les otorga un mayor carácter.




- Después de la apertura de la Directa Rusa, sus autores se propusieron como siguiente proyecto superar directamente los enormes desplomes que atraviesa la vía Herbes Màgiques. Para ello entraron por lo más elocuente de la cantera aprovechando la lógica, hasta situarse bajo el objetivo punto donde una franja de roca muy fragmentada les obligó a desistir del desplome y continuar avanzando en diagonal a la derecha. Una decisión que condujo a atravesar en libre la inevitable franja, por un terreno notablemente esquistoso e imposible de asegurar (L7), en dirección a la única salida factible de tal embrollo. Una escalada expuesta con muy pocas repeticiones, donde habrá que valorar el estado de las chapas del L2 dada la constante erosión del salitre que no perdona, y menos en los primeros largos. Por lo demás se trata de un recorrido muy interesante y exótico, como todos los que rondan en este distrito reservado para las gaviotas y al cobijo de las tormentas. La vía fue dedicada a una veterana pareja de escaladores Suizos, Erika y Pel, afincados en la zona aquella época, siempre dispuestos para todo y muy apreciados por el colectivo. Erika con 63 años, había colaborado en la apertura de algunas de las vías del Manfred, y los dos repitieron mano a mano la Herbes Màgiques, otra gran aventura del Peñón que merece un capítulo aparte.




- Después de abrir la Aresta Arcarons, rápidamente se conquistaron las aristas paralelas siguiendo el mismo estilo o quizás más escrupuloso, a la fin de colocar los mínimos buriles en tiradas. El resultado fueron dos expuestos trazados raramente repetidos por algún que otro osado coleccionista de trofeos montserratinos, gracias a la fructuosa campaña efectuada a finales de los 70 por algunos de los Piratas más inquietos. Con todo ello, la Aresta Bellver cuenta con solo 4 buriles y la Tobogán poco más, siendo la primera algo más benévola en grado pero con un último largo inolvidable y sin más posibilidades de protección. El reino de la escalada obligada queda plenamente representado en los Plecs del Llibre con sus aristas y espantosas vías como la Miserables Tatxaires de la cara este, una obra magistral por su concepción y grado solo al alcance de ochogradistas todo-terreno. En definitiva, un santuario cuyas rocas quedaron vinculadas para la posteridad con los nombres de sus principales protagonistas como Miguel Arcarons, J.C.Griso Bellver, Ignasi Ruiz "Nacho", Manolo Martínez y Armand Ballart, entre los más afortunados.





- La zona de la Albarda Castellana queda claramente eclipsada por el famoso Puntal, y tras él solo encontramos algunos itinerarios poco frecuentados pero lo suficientemente interesantes por su mayor desnivel y roca de calidad. La Aresta Modesta surca la elocuente línea que aparece en del margen izquierdo mediante tres largos mínimamente equipados, por lo que podemos considerarla como una ruta expuesta pese a que sus pasos claves aparezcan asegurados puntualmente. Una escalada como las de antes situada en un lugar inhóspito sin apenas cobertura, pero capaz de sintonizar con toda la magia montserratina a poco rato del transitado camino de Sant Jeroni.



- La vía Tsintao representa una alternativa similar a la anterior, pero con mayor continuidad al servirse del lienzo más extenso de la vertiente. Un terreno de roca excepcional donde solo dispondremos de una oportuna fisura para proteger el primer largo y poca cosa más, destacando la consagrada salida de la R1 hasta alcanzar el espit de rigor. El resto continua expuesto pero con una dificultad mucho menor, hasta ganar la rampa de salida a la atalaya principal de la Albarda Castellana. Descenso a pie por un tramo señalizado con marcas azules, hasta topar con el camino de Sant Jeroni. Acceso desde éste pasado el tramo más largo de escalones, cruzando el torrente para situarse en el collado que separa el Puntal y la Albarda, y descendiendo por una salvaje canal dirección sur hasta el pie de las vías.




- La Roca de Sant Cugat es sin lugar a dudas el monolito más significativo de la Plantació y el que posee los itinerarios más consistentes de esta romántica zona situada por detrás de los conocidos Gorros. El acceso más rápido y evidente consiste en aparcar en la pista de la Vinya Nova y coger el camino del Clot de la Mònica. Una vez superado el primer collado, el sendero desciende y transcurre paralelo a un torrente. En este tramo encontraremos un hito a mano derecha que señala el desvío que conduce a un pintoresco barranco llamado Torrent dels Llorers. Subiendo por éste se llega directamente al pie del objetivo tras salvar algún que otro obstáculo equipado como ferrata. La vía Rata Morta discurre por el centro de la cara sur y ofrece tres magníficos largos semiequipados con chapas azules, en los que hay que navegar entre los pocos seguros y reforzar con algún que otro Alien de consolación. Roca excelente en todo el recorrido y descenso mediante un rápel tal como marca la reseña.




- Para muchos, la Moby Dick es una de las mejores escaladas de la Palleta. Su elocuente trazado, equipamiento justo y calidad del terreno, le otorgan un plus de intensidad que el resto no posee. Fue abierta siguiendo las debilidades del margen izquierdo de la pared, mediante notables excursiones sorteando los desplomes y colocando los clavos y espits definitivos. Destaca claramente la segunda mitad del primer largo por su dificultad, concentrada en un muro obligado donde hay que emplearse a fondo para encadenar las primeras tres chapas y alcanzar el bombo de entrada a la R1. La segunda tirada es la que exige la máxima concentración, pues los espits están bastante alejados entre sí y es posible naufragar por la continuidad de un muro de película sin grandes rasgos en especial. Una vez alcanzada la R2 el resto es simple trámite para llegar a la instalación de rápel de la vía Pere Segura e iniciar el descenso al pie de pared. Escalada prohibida desde el 1 de enero al 31 de junio.




- En la Serra de Guixers hallaremos uno de tantos lugares encantados de la comarca del Solsonès, donde con toda seguridad no encontraremos a nadie salvo cuando crecen los robellones. Se trata de una modesta pared de conglomerado orientada al sur dominada por "les Mones", dos significativas agujas adosadas al centro del escenario. Para llegar será preciso consultar en la entrada "Escaladas insólitas" donde aparecen "les Mones" y el Cavall de Guixers. La vía Diadema resulta una escalada situada entre ambas formaciones, cuyo recorrido salva el desplome más acusado por la izquierda, mediante cinco largos en libre muy variados, sobre roca aceptable y con tramos donde hay que dar la talla sin más remedio. Uno de éstos consiste en salvar por la izquierda el muro que separa la R1 de la R2, donde se recomienda pasar solo una cuerda por los seguros para evitar el roce y con la otra asegurar la jugada al de segundo. Descenso recomendable en rápeles tal como indica el dibujo.




- La muralla sur de Busa presenta el catálogo de líneas más extenso que podemos encontrar en el grueso de nuestras escuelas. Se pueden abrir tantas vías, que la imaginación no da abasto ante tal generosidad. Pero lo que desde lejos parece un regalo de los dioses, una vez en el ajo todo cambia y normalmente a peor, como la vía Purgandus populus. Ya de entrada hay que exponerse trepando por la rama de un árbol para alcanzar la pared, con una buena hostia si el peso excede la resistencia vegetal. Una vez en la roca, el primer largo aparece compacto y algo escaso de seguros, pero muy interesante. A partir de la R1 la tónica cambia radicalmente hasta la cima, a pesar del oportuno color grisáceo de un terreno que hay que controlar palmo a palmo para no salir volando. Todo ello sumado a la dificultad de protección, hacen de esta vía una aventura indeseable a descartar de la lista pese a dibujar una de las líneas más atractivas del sector central de la pared.





- La vía Alto Standing acierta en libre la línea quizás más compacta que ofrece el sector occidental del Roc de Rumbau, más conocido actualmente por las vías deportivas situadas bajo el zócalo principal de la muralla surcado de buenas chorreras. La ruta ofrece unas primeras tiradas sinuosas aprovechando en todo momento las debilidades de un terreno con pocos seguros a priori, siendo preciso navegar según el argot actual. Al inicio hay que prestar cierta atención con la roca pese a su buena apariencia, ya que un incendio arrasó hace años la vertiente y muchos agarres están interiormente resentidos. Por lo demás, se trata de un itinerario interesante para conocer el lugar y desde la cima contemplar los camuflados perfiles de la sierra de Sant Honorat desde su atalaya más avanzada. El nombre se refiere al nivel de la clientela que frecuenta el emblemático Hostal del Boix.



- En el Solsonès, la pared del riu Lacó queda eclipsada por otros objetivos de mayor relevancia, pero su verticualidad es bien evidente salvo cuanto más nos acercamos al barranco. La vía Minotaure invita a descubrir un espacio terriblemente erosionado, donde aparecen las formas más caprichosas siguiendo el camino más asequible de entrada. Tras un zócalo fácil cuyo lomo conduce a una pequeña cueva, arranca una verticalidad que obliga a negociar las viras más definidas para culminar bajo el consistente desplome que corona la pared. Una oportuna fisura salva el obstáculo en diagonal devolviéndonos de nuevo a la realidad, después de unos exóticos largos difíciles de describir donde sobresale claramente el cuerno del mino tauro. Una escalada expuesta por la mediocre calidad del terreno y por sus escasas protecciones, que automáticamente queda apartada de la clientela normal. No obstante, la combinación de la vía con el lugar otorga una magia particular que bien merece la visita, si no más para contemplar el bucólico cañón.




- La Vida de Perros es una de esas vías que no da tregua para pararse y colocar algo pues su verticalidad constante y escasas posibilidades no lo permiten. Cuando se abre en libre desde abajo, en ocasiones hay que dar la talla y seguir avanzando, el terreno dicta su sentencia hasta llegar o encontrar algo donde protegerse. En el caso particular de esta vía, modesta en desnivel pero intensa en ejecución, la primera tirada cuenta con solo 3 seguros, pero es que en la siguiente solo encontramos uno en la mitad que representa la salvación. Hay que ponerse en situación y como mínimo valorar el cómo fue colocado el espit después de una vertical y larga excursión desde la R1. El resto ya es un juego de niños que conduce a la cima de esta aguja adosada a la enorme pared del Pessó, de cómodo acceso y con un conglomerado de primera como es de costumbre en esta escuela pallaresa.



- La vía Siluetas de Amor fue concebida con la mínima expresión de material, hasta tal punto que con solo 8 parabolts quedó equipada una ruta de 200 m incluidas las reuniones. Fue la primera en conquistar la cara SW de las Moles del Pessó incluso antes de aparecer la famosa Performance acertando la línea más oportuna de toda la pared. Una escalada poco solicitada que nunca ha estado de moda, al rodearse progresivamente de itinerarios más equipados que la han marginado claramente pese a su evidente trazado, calidad del terreno y variedad de pasajes. De entre todos ellos destaca una aérea travesía hacia la derecha en el L1, para alcanzar el eje del diedro punto donde podemos colocar los artilugios que convengan. El resto hay que espabilar con lo que hay y algunos puentes de roca circunstanciales. Por lo demás, es una vía bonita, agradable y muy indicada para los días de invierno por su recogimiento y orientación.



- La vía Eros difiere claramente del resto de las escaladas típicas de las Moles del Pessó orientadas al barranco de Sant Pere. Se trata de una ruta poco equipada cuyo primer largo exige un rato de entretenido artificial, hasta que el terreno por fin permite subir en libre siguiendo las debilidades de la pared hasta la cima. No obstante, la sorpresa llega cuando de repente, a mitad de la segunda tirada, hay que superar un tramo puntual y colgarse a saco de un plomo tras una buena excursión en libre bastante a pelo. Solo con eso, ya podemos etiquetarla de expuesta a pesar que el resto más o menos sigue las pautas convencionales. Roca buena excepto al comienzo debido a un incendio ocurrido hace varios años. Descenso recomendable por el mismo itinerario.



- La zona de la Móra Comdal entra dentro del legendario mundo del conglomerado discreto, donde se acude principalmente por romanticismo y por la magia patente que desprenden sus caprichosas rocas y monolitos. La Aguja Perfilada es sin lugar a dudas el objetivo más notable de todo el escenario y su espolón sur la línea más larga y atractiva que observamos al llegar. La vía Pepe Rubianes surca las fisuras existentes en su margen izquierdo, ofreciendo una escalada entretenida pero cuanto más arriba más exigente, destacando el cuarto largo donde hay que emplearse a fondo y asegurarse artesanalmente de la mejor forma con pitones y friends. La roca en conjunto es aceptable pero siempre con un punto de concentración añadido que le da ese carácter particular a la zona. El acceso se efectúa por la pista asfaltada que lleva hacia Les Anoves, en la salida N de Oliana, y tras la bajada al pantano desviarse a mano derecha por una pista de tierra principal que recorre el valle dirección al conjunto rocoso. De la cima montar un rápel al collado y destrepar una preciosa canal (W) para volver al pie de vía. Zona muy poco frecuentada.




- La vía Cotton Club aprovecha la asequible vertiente E del Molló Esmolat o Agulla Perfilada, superando los muros en diagonal ascendente hasta finalizar por la arista de la cima principal. Para ello cuenta con cuatro tiradas muy evidentes semiequipadas con unos pocos parabolts, que conducen por un terreno discreto en conjunto, pero con poca verticalidad. Las reuniones restan equipadas excepto la R1 y R4 que se montan en árboles. El inicio resulta un tanto exigente hasta que la verticalidad desaparece, así como un tramo del tercer largo donde hay que dar la talla hasta alcanzar los parabolts (V+ algo roto). Aproximación evidente por la derecha del sembrado más destacado, siguiendo unas fitas y pintadas rojas que conducen directamente a la base W de la roca. Atravesando por el pie de la pared se llega pronto al inicio en un tramo despejado de vegetación (calcular unos 40 min). Descenso desde la cima mediante un rapel (25m) y alcanzando la segunda canal orientada al oeste, por donde se baja con cierta precaución hasta el mismo torrente por donde accede el camino de la aproximación.
 



- La vía Redbone surca la línea más descarada y lógica del Esperó de la Móra, donde curiosamente existe otro itinerario simétrico abierto en el 96 en la vertiente opuesta, mucho más difícil y expuesto. El itinerario resigue la fisura que destaca a primera vista, ofreciendo un primer largo exigente donde hay que manejar algún friend grande, para proteger el tramo clave (6a) hasta alcanzar la entrada de la primera reunión. La continuación aparece mucho más humana y asequible pero sin protecciones, pues en toda la vía solo encontraremos parabolts en la R2 y R3. Roca típica de la región con algún pasaje discreto donde habrá que prestar atención. Aproximación improvisando campo a través dirección al objetivo, desde la pista de acceso aparcando cerca de la ermita de Santa Eugènia (calcular 35 min). Para el descenso, desde la cima se recomienda atravesar dirección W sorteando por lo alto el terreno más accidentado, hasta situarse en el torrente principal. A media bajada localizaremos el trazo de un viejo camino que desciende en diagonal por la derecha (fitas), y que cómodamente lleva al inicio de la aproximación (calcular 1h).



- La pared de Canalda tiene la fama de itinerarios expuestos, y solo se repiten unos pocos que están bien asegurados que en muchos casos no son precisamente los más bonitos. La vía Isabella fue uno de los primeros en abrirse por lo que su dificultad aparece moderada, exceptuando un par de pasos que rompen la monotonía entre un mar de compactas panzas y oleaje sinuoso. En su apertura solo se utilizaron un par de espits quedando una ruta bastante expuesta con puntuales posibilidades de protección, que automáticamente quedó relegada como tantas otras abiertas con una concepción reacia a la expansión fruto del viejo estilo montserratino. No obstante, en la segunda ascensión se le sumaron un par de chapas con el previo consentimiento de los autores, para aminorar la exposición de los pasos más acusados, sobre todo el de la panza del L4 que resulta el más apoteósico con diferencia.



- Después del previo calentamiento con la vía Isabella, el próximo objetivo se situó algo más a la derecha, pero siempre dentro de los límites del sector central de la pared por su mayor altura y continuidad. La vía Torrente de Flujo supera con el mismo estilo un paño mucho más exigente de entrada, donde cada largo posee su boulder particular para seguir escalando por lo más asequible y evidente sin más florituras. Son pasajes obligados previamente asegurados, que según avanzamos se complican hasta alcanzar la repisa salvadora, el trance habitual de la escalada canaldera. Dadas estas características, la ruta ofrece buenas excursiones sobre una roca buena en conjunto, evitando al máximo el liquen de las inevitables chorreras que la acompañan. A estas alturas solo cuenta con dos o tres repeticiones confirmadas, siendo una de las vías míticas del Solsonès, una zona ya de por sí poco solicitada en comparación del Alt Urgell o el Montsec.




- Si existen algunas vías imprescindibles en Canalda, la Falcon Crest puede ser una de ellas. Su atractivo trazado, variedad de pasajes y puntual equipamiento son factores decisivos para solventar un itinerario verdaderamente "canaldero" en todos los sentidos. La dificultad de la primera tirada sirve de preludio para lo que sigue a continuación, pero con los seguros más ajustados, tal como se observa en el segundo largo en el que fue preciso sumarle una chapa en el transcurso de la segunda ascensión. En el tercero destaca un elegante y compacto diedro que lleva hacia la tirada decisiva, en la que un muro coralino intensifica la aventura acertando la salida más convincente. En definitiva, una escalada exigente en todo momento, cuyo esfuerzo queda ampliamente recompensado por su estética y calidad, como tantas otras vías de Canalda tristemente olvidadas.


- La vía Nivea destaca por su elocuencia, brevedad y sencillez, tres factores que le llevan entre la notable verticalidad de un sector peliagudo, aprovechando los oportunos rasgos que ofrece la pared. No obstante su última tirada, una de las mejores salidas de toda la muralla, exige de un golpe de decisión importante para negociar una panza considerable, y reponerse sobre un muro donde aún hay que dar la talla hasta la cima. Escalada con los espits justos y necesarios para proteger los pasos claves, con pocas posibilidades de reforzar con artilugios, que claramente queda descartada de la típica selección de itinerarios recomendables pese a que su línea lo vale sin la menor duda. Su nombre insinúa el alto grado de insolación de la pared, que aún en pleno invierno convida a escalar en camiseta en los días más serenos y recurrir a la famosa crema para no dejarse la piel.




- La vía Cor de Roure representa uno de los retos más embarazosos de la muralla sur de Canalda dadas sus exigencias técnicas y morales. La desoladora apariencia del primer largo es motivo suficiente para pasar de largo y desistir del intento, al constatar la fragilidad de un terreno rojizo y muy vertical, con toda la incertidumbre añadida a la hora de proteger la jugada con solo un pitón y un puente de roca en 45 m. A la salida de la R1 volvemos con la misma tónica hasta que paulatinamente la cosa mejora hasta alcanzar la R2. La tercera tirada es la mejor en todos los aspectos, ofreciendo una bonita escalada por un diedro de calidad, sin más misterios que los plomos que encontraremos al final a la izquierda para abandonarlo y llegar a la R3. El último resalte cuenta con unos entretenidos pasos de artificial a base de pitones falcados en roca decente, hasta que el terreno permite salir en libre y terminar una de las aventuras más peliagudas de la zona. Como es lógico, por el momento se desconocen repeticiones.




- La vía de Pasqua resigue una línea muy interesante en todo momento, que acierta prácticamente en libre un sector delimitado por una diagonal ascendente suspendida en el vacío. Para llegar a ella es preciso escalar un muro típico, hasta un punto donde la lógica lleva a continuar por una vira que poco a poco se desvanece y aparece el paso obligado clave del asunto, casualmente alejado del último seguro. La vía Nenuco representa la otra opción lógica para ganar el sector, en la que también hay que negociar algún paso obligado difícil de asegurar. Las dos rutas confluyen en un último largo inolvidable, donde hay que dar la talla hasta alcanzar el árbol de la cima. Roca aceptable en la vía de Pasqua y algo menos óptima en algún tramo de la Nenuco. Itinerarios exigentes y con pocas repeticiones. Imprescindible carnet de "canaldero".





- La vía Atlanta es una de tantas vías de Canalda donde en un momento dado nos encontramos con un muro exigente que hay que resolver sin protección. Es una de las peculiaridades de esta escuela especialmente dispuesta para ejercitar el dominio y homologar nuestros límites. La ruta arranca por un pronunciado diedro-chimenea propenso a la humedad, que precisa de tiempo seco para escalarlo en condiciones. Una vez en el muro y con las posibilidades de protección escasas, aparece el pasaje clave donde una decisión instintiva descubre el mejor camino entre un sinuoso mar de roca de buena calidad. Pasado esto el resto no tiene más misterio, ofreciendo unos bellos y variados pasajes hasta la cima. Hasta el momento solo se le atribuye una repetición.



- El nombre de Karambola se refiere al rabioso tramo situado a la salida de R3, donde en su apertura se utilizaron un seguido de bolos para progresar en artificial hasta colocar el espit consolador. Aparte de este trámite destacable, esta bonita vía ofrece todo un recital de pasajes y técnicas que la hacen especialmente compleja, exigente y sobre roca de calidad, ideal para familiarizarse con el particular conglomerado de Canalda y descubrir sus grandes posibilidades. Por el momento solo cuenta con una repetición confirmada, resolviendo el tramo clave mediante una carambola diferente, pitonando y gancheando por al lado sin colgarse de los bolos protagonistas por su mayor exposición.



- La vía Supernova es la línea más elocuente que dibuja el Sac del Portaler con diferencia. Una seductora escalada donde cada largo es un mundo aparte y en su conjunto uno de los itinerarios clásicos más representativos de la fachada sur del Montsant. No por ello se trata de una vía muy repetida, sino más bien un selecto objetivo donde hay que dar la talla en sus tres primeras tiradas, destacando un muro de película después de atravesar el jardín y un tramo algo expo a la salida de la R3. El resto hasta la cima es claramente asequible desde todos los ángulos. El descenso a pie se efectúa por detrás mediante un suave torrente que desemboca en el popular Grau dels Barrots, o bien montando 4 rápeles con cuerdas de 50 m tal como señala el dibujo, destrepando por las rampas de la izquierda hasta alcanzar la penúltima reunión. Roca muy buena en general. Puede ser útiles los ganchos si vamos justos en el magnífico muro de 6b, sazonado de los típicos agujeros que presenta esta famosa escuela del Priorat.



- Justo en la última cuesta del Grau de l'Agnet atravesamos una amplia cornisa bajo el Petit Caputxó, donde destacan un característico techo y un marcado diedro más a la derecha con un rastro de viejos tacos de madera sin más referencias. La vía Bagdad Exprés arranca por éste y pronto lo abandona por unos muros de mayor calidad aunque más mantenidos y vulnerables hasta alcanzar el diedro-canal de salida. La gracia del itinerario esta en aprovechar las posibilidades de un terreno favorable sin recurrir a la expansión, mediante una expuesta combinación de libre y artificial con solo un espit de consolación a mitad del recorrido. Roca buena en los tramos más difíciles y aceptable en el resto. A la salida de la vía solo basta con atravesar hacia el E para encontrar el collado por donde transcurre el camino del Grau de l'Agnet.




- La vía Ketama posee una línea súper lógica pero muy contrastada, donde destaca claramente la rabiosa fisura del segundo largo ante el resto de una ruta totalmente sencilla y afable. Un tramo en artificial exigente da paso a la fisura anfitriona cuyas cualidades dejan mucho que desear al aparecer semi-ciega y no permitir protegerse cuando toca. No obstante y con la introducción de algún clavo de consolación, la tirada se resuelve dando el callo y con una dificultad que no aminora hasta el final. A partir de la R2 solo resta escalar un bonito diedro y decantarse hacia la izquierda para salvar cómodamente unas placas asequibles hasta la cima. En todo el itinerario solo encontraremos las reuniones montadas, más un puente y un plomo a la salida de la R1. Roca muy buena en conjunto. Se desconocen repeticiones.



- Como su nombre indica, la vía Sendero Espacial ofrece un portentoso camino entre la verticalidad, gracias a un escenario tremendamente erosionado como se aprecia claramente desde el suelo. La vía descubre lo más asequible evitando los obstáculos que continuamente salen al paso, sin demasiadas posibilidades de protección salvo unos pocos buriles colocados durante su apertura. Inicio por un corto desplome fisurado donde habrá que poner algo para alcanzar un clavo y salir en libre por un marcado diedro sazonado de panzas. En el segundo largo destaca una aérea travesía caminando bajo el techo dominante, que conduce a un exótico laberinto rocoso donde instintivamente hay que proseguir por lo más fácil sin florituras, pues solo existe un buril en todo el tramo. Es curioso observar como en todas las repisas encontramos "bolitas" de cabra que confirman la conexión de las viras con el exterior. Roca buena en una escalada difícil de calificar, pero de las más curiosas de les Moles del Don con diferencia.



- La vía Furia Obrera es la línea más distinguida de la Mola dels Biernets y su ascensión requiere oficio para progresar por un marcado diedro donde su fisura no siempre acompaña. Hasta llegar a ella hay que resolver un zócalo aparentemente asequible de entrada, pero cada vez más difícil y expuesto hasta situarse bajo el techo característico equipado con espits. Una vez en el diedro no hay misterio hasta alcanzar la R4, pero para continuar es preciso efectuar un expuesto rodeo en roca delicada y sin protección, hasta retomar el eje del asunto. Una vez en "El Balcó d'Arnes" solo queda solventar un bonito largo de salida con laja incluida, que lleva al punto culminante y mirador principal hacia el pueblo de Arnes. Desde la cima podemos bajar directamente por detrás al río Estrets, o si queremos más aventura descender por el entretenido barranco de la izquierda mediante algún que otro rápel, pasando por pie de vía.



- La vía Spartaco ofrece un recorrido en chimenea muy elocuente hasta un punto donde desaparece y es mejor continuar por la izquierda siguiendo las debilidades de la pared. Una escalada concebida con naturalidad prescindiendo al máximo de recursos artificiales, donde encontraremos algún espit en reuniones y poca cosa más, lo que le otorga un grado de exposición considerable a pesar de su modesta dificultad. El paso más exigente aparece solo comenzar, para superar un corto obstáculo protegido con un puente de roca a la entrada de la disfrutona chimenea. A nivel de la R2 una evidente vira conduce al siguiente relevo equipado con un arbusto, al pie de unas placas poco verticales pero con un tramo significativo obligado y expuesto. El último largo aprovecha el canto opuesto de la gran laja de la Furia Obrera para salir de la pared. Roca buena en general.



- La vía Paramainou representa un hito de la dificultad en esta entrañable escuela turolense, ya que en sus 22 años de existencia solo se le reconoce una repetición entera y otra al L1 en concreto. A diferencia del resto de los muros de la zona, esta monolítica placa carece de bolos y su roca pese a ser muy buena y monolítica en conjunto, no ofrece demasiado canto. Por consiguiente, su ejecución es un continuo trance con la dificultad añadida de no poder colocar prácticamente nada, salvo los espits que milagrosamente se pusieron en el transcurso de su apertura en los lugares donde se pudo parar para tal efecto. Sin duda alguna el primer largo es lo más exigente de grado con diferencia, aunque en el resto no se puede bajar la guardia a pesar de su dificultad más humana. Sin lugar a dudas uno de los itinerarios más expuestos de la zona qué con toda seguridad nunca llegará a pulirse ni a estar de moda.




- Los Barrufets fueron los primeros en merodear por el Masmut y conquistar lo más significativo antes de publicar el hallazgo. Un esperado articulo en la revista Extrem dio el pistoletazo de salida hacia un lugar mágico y con muchos espolones por resolver. Dos de los situados en el centro del paraje, la vía d'un Temps y la d'en Juni, se abrieron el mismo día por lo que poco rastro quedó en la pared excepto algún que otro buril para marcar las reuniones y poco más. La primera cuenta con una excelente fisura-chimenea de entrada, hasta alcanzar el espolón de la derecha donde claramente disminuye la verticalidad hasta el final. La segunda es algo arrampada salvo un tramo del L3 donde hay que colocar algo artesanalmente para superar el obstáculo. Por lo demás se trata de itinerarios interesantes y muy variados, pero con unas considerables excursiones sin más remedio. Para la primera llevar los friends medianos/grandes en especial, y para el desplome d'en Juni algún clavo corto y alguna falca de madera. Roca buena en conjunto, conglomerado típico de la región. Posible descenso con un par de rápeles por la canal más amplia de la derecha.




- Sant Llorenç del Munt es sin lugar a dudas una de las escuelas claves para dominar la exposición, disponiendo de un conglomerado desde mal fraguado hasta demasiado compacto, que exige de un sexto sentido para homologar correctamente los agarres fuera de los itinerarios clásicos más repetidos que son pocos. La vía Stratosfear acaricia el corazón de uno de los muros más significativos de la Mola utilizando la mínima expansión, recurriendo al libre expuesto y pasos puntuales de artificial, aprovechando las escasas posibilidades de un terreno inhóspito y vertical en todo momento. Una expuesta arrancada sirve de muestra para imaginar de lo que va el tema, y una vez alcanzada la R1, tener la referencia suficiente para resolver dos largos más con una compacta recompensa final. Hasta la fecha solo se le atribuye una repetición por una diestra cordada que la realizó prácticamente en libre, sin saber muy bien a lo que iban, pero consiguiendo el carnet oficial de expogradista...