- Normalmente, fuera
de las vías deportivas previamente equipadas, todas las escaladas son
expuestas, todo depende de las posibilidades para reforzar el itinerario, y de
la cantidad y calidad de los seguros existentes. Cuando se trata de fisuras no
hay misterio, pero en placas y muros quedamos al amparo del valor y la pericia
de sus aperturistas. A continuación aparecen algunas escaladas que por éstas
características son expuestas, por lo que hay que estar a la altura de las
circunstancias y no fallar en el intento. Ello no les quita belleza,
simplemente les otorga un mayor carácter.
- La muralla sur de Busa presenta el catálogo de líneas más extenso que podemos encontrar en el grueso de nuestras escuelas. Se pueden abrir tantas vías, que la imaginación no da abasto ante tal generosidad. Pero lo que desde lejos parece un regalo de los dioses, una vez en el ajo todo cambia y normalmente a peor, como la vía Purgandus populus. Ya de entrada hay que exponerse trepando por la rama de un árbol para alcanzar la pared, con una buena hostia si el peso excede la resistencia vegetal. Una vez en la roca, el primer largo aparece compacto y algo escaso de seguros, pero muy interesante. A partir de la R1 la tónica cambia radicalmente hasta la cima, a pesar del oportuno color grisáceo de un terreno que hay que controlar palmo a palmo para no salir volando. Todo ello sumado a la dificultad de protección, hacen de esta vía una aventura indeseable a descartar de la lista pese a dibujar una de las líneas más atractivas del sector central de la pared.
- Después de la apertura de la Directa
Rusa, sus autores se propusieron como siguiente proyecto superar directamente
los enormes desplomes que atraviesa la vía Herbes Màgiques. Para ello entraron
por lo más elocuente de la cantera aprovechando la lógica, hasta situarse bajo
el objetivo punto donde una franja de roca muy fragmentada les obligó a
desistir del desplome y continuar avanzando en diagonal a la derecha. Una
decisión que condujo a atravesar en libre la inevitable franja, por un terreno
notablemente esquistoso e imposible de asegurar (L7), en dirección a la única
salida factible de tal embrollo. Una escalada expuesta con muy pocas
repeticiones, donde habrá que valorar el estado de las chapas del L2 dada la
constante erosión del salitre que no perdona, y menos en los primeros largos.
Por lo demás se trata de un recorrido muy interesante y exótico, como todos los
que rondan en este distrito reservado para las gaviotas y al cobijo de las
tormentas. La vía fue dedicada a una veterana pareja de escaladores Suizos,
Erika y Pel, afincados en la zona aquella época, siempre dispuestos para todo y
muy apreciados por el colectivo. Erika con 63 años, había colaborado en la
apertura de algunas de las vías del Manfred, y los dos repitieron mano a mano
la Herbes Màgiques, otra gran aventura del Peñón que merece un capítulo aparte.
- Después de abrir la Aresta Arcarons,
rápidamente se conquistaron las aristas paralelas siguiendo el mismo estilo o
quizás más escrupuloso, a la fin de colocar los mínimos buriles en tiradas. El
resultado fueron dos expuestos trazados raramente repetidos por algún que otro
osado coleccionista de trofeos montserratinos, gracias a la fructuosa campaña
efectuada a finales de los 70 por algunos de los Piratas más inquietos. Con
todo ello, la Aresta Bellver cuenta con solo 4 buriles y la Tobogán poco más,
siendo la primera algo más benévola en grado pero con un último largo
inolvidable y sin más posibilidades de protección. El reino de la escalada
obligada queda plenamente representado en los Plecs del Llibre con sus aristas
y espantosas vías como la Miserables Tatxaires de la cara este, una obra
magistral por su concepción y grado solo al alcance de ochogradistas
todo-terreno. En definitiva, un santuario cuyas rocas quedaron vinculadas para
la posteridad con los nombres de sus principales protagonistas como Miguel
Arcarons, J.C.Griso Bellver, Ignasi Ruiz "Nacho", Manolo Martínez y
Armand Ballart, entre los más afortunados.
- La Roca de Sant Cugat es sin
lugar a dudas el monolito más significativo de la Plantació y el que posee los
itinerarios más consistentes de esta romántica zona situada por detrás de los
conocidos Gorros. El acceso más rápido y evidente consiste en aparcar en la
pista de la Vinya Nova y coger el camino del Clot de la Mònica. Una vez
superado el primer collado, el sendero desciende y transcurre paralelo a un
torrente. En este tramo encontraremos un hito a mano derecha que señala el
desvío que conduce a un pintoresco barranco llamado Torrent dels Llorers.
Subiendo por éste se llega directamente al pie del objetivo tras salvar algún que otro obstáculo equipado como ferrata. La vía Rata Morta discurre por el centro de la
cara sur y ofrece tres magníficos largos semiequipados con chapas azules, en
los que hay que navegar entre los pocos seguros y reforzar con algún que otro
Alien de consolación. Roca excelente en todo el recorrido y descenso mediante
un rápel tal como marca la reseña.
- La zona de la Albarda
Castellana queda claramente eclipsada por el famoso Puntal, y tras él solo
encontramos algunos itinerarios poco frecuentados pero lo suficientemente
interesantes por su mayor desnivel y roca de calidad. La Aresta Modesta surca
la elocuente línea que aparece en del margen izquierdo mediante tres largos
mínimamente equipados, por lo que podemos considerarla como una ruta expuesta
pese a que sus pasos claves aparezcan asegurados puntualmente. Una escalada
como las de antes situada en un lugar inhóspito sin apenas cobertura, pero capaz
de sintonizar con toda la magia montserratina a poco rato del transitado camino
de Sant Jeroni.
- La vía Tsintao representa
una alternativa similar a la anterior, pero con mayor continuidad al servirse
del lienzo más extenso de la vertiente. Un terreno de roca excepcional donde
solo dispondremos de una oportuna fisura para proteger el primer largo y poca
cosa más, destacando la consagrada salida de la R1 hasta alcanzar el espit de
rigor. El resto continua expuesto pero con una dificultad mucho menor, hasta
ganar la rampa de salida a la atalaya principal de la Albarda Castellana.
Descenso a pie por un tramo señalizado con marcas azules, hasta topar con el
camino de Sant Jeroni. Acceso desde éste pasado el tramo más largo de escalones,
cruzando el torrente para situarse en el collado que separa el Puntal y la
Albarda, y descendiendo por una salvaje canal dirección sur hasta el pie de las
vías.
- Para muchos, la Moby Dick es una de
las mejores escaladas de la Palleta. Su elocuente trazado, equipamiento justo y
calidad del terreno, le otorgan un plus de intensidad que el resto no posee.
Fue abierta siguiendo las debilidades del margen izquierdo de la pared,
mediante notables excursiones sorteando los desplomes y colocando los clavos y
espits definitivos. Destaca claramente la segunda mitad del primer largo por su
dificultad, concentrada en un muro obligado donde hay que emplearse a fondo
para encadenar las primeras tres chapas y alcanzar el bombo de entrada a la R1.
La segunda tirada es la que exige la máxima concentración, pues los espits
están bastante alejados entre sí y es posible naufragar por la continuidad de
un muro de película sin grandes rasgos en especial. Una vez alcanzada la R2 el
resto es simple trámite para llegar a la instalación de rápel de la vía Pere
Segura e iniciar el descenso al pie de pared. Escalada prohibida desde el 1 de
enero al 31 de junio.
- En la Serra de Guixers hallaremos
uno de tantos lugares encantados de la comarca del Solsonès, donde con toda
seguridad no encontraremos a nadie salvo cuando crecen los robellones. Se trata
de una modesta pared de conglomerado orientada al sur dominada por "les
Mones", dos significativas agujas adosadas al centro del escenario. Para
llegar será preciso consultar en la entrada "Escaladas insólitas"
donde aparecen "les Mones" y el Cavall de Guixers. La vía Diadema
resulta una escalada situada entre ambas formaciones, cuyo recorrido salva el
desplome más acusado por la izquierda, mediante cinco largos en libre muy
variados, sobre roca aceptable y con tramos donde hay que dar la talla sin más
remedio. Uno de éstos consiste en salvar por la izquierda el muro que separa la
R1 de la R2, donde se recomienda pasar solo una cuerda por los seguros para
evitar el roce y con la otra asegurar la jugada al de segundo. Descenso
recomendable en rápeles tal como indica el dibujo.
- La muralla sur de Busa presenta el catálogo de líneas más extenso que podemos encontrar en el grueso de nuestras escuelas. Se pueden abrir tantas vías, que la imaginación no da abasto ante tal generosidad. Pero lo que desde lejos parece un regalo de los dioses, una vez en el ajo todo cambia y normalmente a peor, como la vía Purgandus populus. Ya de entrada hay que exponerse trepando por la rama de un árbol para alcanzar la pared, con una buena hostia si el peso excede la resistencia vegetal. Una vez en la roca, el primer largo aparece compacto y algo escaso de seguros, pero muy interesante. A partir de la R1 la tónica cambia radicalmente hasta la cima, a pesar del oportuno color grisáceo de un terreno que hay que controlar palmo a palmo para no salir volando. Todo ello sumado a la dificultad de protección, hacen de esta vía una aventura indeseable a descartar de la lista pese a dibujar una de las líneas más atractivas del sector central de la pared.
- La vía Alto Standing acierta en
libre la línea quizás más compacta que ofrece el sector occidental del Roc de
Rumbau, más conocido actualmente por las vías deportivas situadas bajo el
zócalo principal de la muralla surcado de buenas chorreras. La ruta ofrece unas
primeras tiradas sinuosas aprovechando en todo momento las debilidades de un
terreno con pocos seguros a priori, siendo preciso navegar según el argot
actual. Al inicio hay que prestar cierta atención con la roca pese a su buena
apariencia, ya que un incendio arrasó hace años la vertiente y muchos agarres
están interiormente resentidos. Por lo demás, se trata de un itinerario
interesante para conocer el lugar y desde la cima contemplar los camuflados
perfiles de la sierra de Sant Honorat desde su atalaya más avanzada. El nombre
se refiere al nivel de la clientela que frecuenta el emblemático Hostal del Boix.
- En el Solsonès, la pared del riu
Lacó queda eclipsada por otros objetivos de mayor relevancia, pero su
verticualidad es bien evidente salvo cuanto más nos acercamos al barranco. La
vía Minotaure invita a descubrir un espacio terriblemente erosionado, donde
aparecen las formas más caprichosas siguiendo el camino más asequible de
entrada. Tras un zócalo fácil cuyo lomo conduce a una pequeña cueva, arranca
una verticalidad que obliga a negociar las viras más definidas para culminar bajo
el consistente desplome que corona la pared. Una oportuna fisura salva el
obstáculo en diagonal devolviéndonos de nuevo a la realidad, después de unos
exóticos largos difíciles de describir donde sobresale claramente el cuerno del
mino tauro. Una escalada expuesta por la mediocre calidad del terreno y por sus
escasas protecciones, que automáticamente queda apartada de la clientela
normal. No obstante, la combinación de la vía con el lugar otorga una magia
particular que bien merece la visita, si no más para contemplar el bucólico
cañón.
- La Vida de Perros es una de esas
vías que no da tregua para pararse y colocar algo pues su verticalidad
constante y escasas posibilidades no lo permiten. Cuando se abre en libre desde
abajo, en ocasiones hay que dar la talla y seguir avanzando, el terreno dicta
su sentencia hasta llegar o encontrar algo donde protegerse. En el caso
particular de esta vía, modesta en desnivel pero intensa en ejecución, la
primera tirada cuenta con solo 3 seguros, pero es que en la siguiente solo
encontramos uno en la mitad que representa la salvación. Hay que ponerse en
situación y como mínimo valorar el cómo fue colocado el espit después de una
vertical y larga excursión desde la R1. El resto ya es un juego de niños que
conduce a la cima de esta aguja adosada a la enorme pared del Pessó, de cómodo
acceso y con un conglomerado de primera como es de costumbre en esta escuela
pallaresa.
- La vía Siluetas de Amor fue concebida
con la mínima expresión de material, hasta tal punto que con solo 8 parabolts
quedó equipada una ruta de 200 m incluidas las reuniones. Fue la primera en
conquistar la cara SW de las Moles del Pessó incluso antes de aparecer la
famosa Performance acertando la línea más oportuna de toda la pared. Una
escalada poco solicitada que nunca ha estado de moda, al rodearse
progresivamente de itinerarios más equipados que la han marginado claramente
pese a su evidente trazado, calidad del terreno y variedad de pasajes. De entre
todos ellos destaca una aérea travesía hacia la derecha en el L1, para alcanzar
el eje del diedro punto donde podemos colocar los artilugios que convengan. El
resto hay que espabilar con lo que hay y algunos puentes de roca circunstanciales.
Por lo demás, es una vía bonita, agradable y muy indicada para los días de
invierno por su recogimiento y orientación.
- La vía Eros difiere claramente del
resto de las escaladas típicas de las Moles del Pessó orientadas al barranco de
Sant Pere. Se trata de una ruta poco equipada cuyo primer largo exige un rato de
entretenido artificial, hasta que el terreno por fin permite subir en libre
siguiendo las debilidades de la pared hasta la cima. No obstante, la sorpresa
llega cuando de repente, a mitad de la segunda tirada, hay que superar un tramo
puntual y colgarse a saco de un plomo tras una buena excursión en libre
bastante a pelo. Solo con eso, ya podemos etiquetarla de expuesta a pesar que
el resto más o menos sigue las pautas convencionales. Roca buena excepto al
comienzo debido a un incendio ocurrido hace varios años. Descenso recomendable
por el mismo itinerario.
- La zona de la Móra Comdal entra
dentro del legendario mundo del conglomerado discreto, donde se acude principalmente
por romanticismo y por la magia patente que desprenden sus caprichosas rocas y
monolitos. La Aguja Perfilada es sin lugar a dudas el objetivo más notable de
todo el escenario y su espolón sur la línea más larga y atractiva que
observamos al llegar. La vía Pepe Rubianes surca las fisuras existentes en su
margen izquierdo, ofreciendo una escalada entretenida pero cuanto más arriba
más exigente, destacando el cuarto largo donde hay que emplearse a fondo y
asegurarse artesanalmente de la mejor forma con pitones y friends. La roca en
conjunto es aceptable pero siempre con un punto de concentración añadido que le
da ese carácter particular a la zona. El acceso se efectúa por la pista
asfaltada que lleva hacia Les Anoves, en la salida N de Oliana, y tras la
bajada al pantano desviarse a mano derecha por una pista de tierra principal
que recorre el valle dirección al conjunto rocoso. De la cima montar un rápel
al collado y destrepar una preciosa canal (W) para volver al pie de vía. Zona
muy poco frecuentada.
- La vía Cotton Club aprovecha la asequible vertiente E del Molló Esmolat o Agulla Perfilada, superando los muros en diagonal ascendente hasta finalizar por la arista de la cima principal. Para ello cuenta con cuatro tiradas muy evidentes semiequipadas con unos pocos parabolts, que conducen por un terreno discreto en conjunto, pero con poca verticalidad. Las reuniones restan equipadas excepto la R1 y R4 que se montan en árboles. El inicio resulta un tanto exigente hasta que la verticalidad desaparece, así como un tramo del tercer largo donde hay que dar la talla hasta alcanzar los parabolts (V+ algo roto). Aproximación evidente por la derecha del sembrado más destacado, siguiendo unas fitas y pintadas rojas que conducen directamente a la base W de la roca. Atravesando por el pie de la pared se llega pronto al inicio en un tramo despejado de vegetación (calcular unos 40 min). Descenso desde la cima mediante un rapel (25m) y alcanzando la segunda canal orientada al oeste, por donde se baja con cierta precaución hasta el mismo torrente por donde accede el camino de la aproximación.
- La vía Redbone surca la línea más descarada y lógica del Esperó de la Móra, donde curiosamente existe otro itinerario simétrico abierto en el 96 en la vertiente opuesta, mucho más difícil y expuesto. El itinerario resigue la fisura que destaca a primera vista, ofreciendo un primer largo exigente donde hay que manejar algún friend grande, para proteger el tramo clave (6a) hasta alcanzar la entrada de la primera reunión. La continuación aparece mucho más humana y asequible pero sin protecciones, pues en toda la vía solo encontraremos parabolts en la R2 y R3. Roca típica de la región con algún pasaje discreto donde habrá que prestar atención. Aproximación improvisando campo a través dirección al objetivo, desde la pista de acceso aparcando cerca de la ermita de Santa Eugènia (calcular 35 min). Para el descenso, desde la cima se recomienda atravesar dirección W sorteando por lo alto el terreno más accidentado, hasta situarse en el torrente principal. A media bajada localizaremos el trazo de un viejo camino que desciende en diagonal por la derecha (fitas), y que cómodamente lleva al inicio de la aproximación (calcular 1h).
- La vía Cotton Club aprovecha la asequible vertiente E del Molló Esmolat o Agulla Perfilada, superando los muros en diagonal ascendente hasta finalizar por la arista de la cima principal. Para ello cuenta con cuatro tiradas muy evidentes semiequipadas con unos pocos parabolts, que conducen por un terreno discreto en conjunto, pero con poca verticalidad. Las reuniones restan equipadas excepto la R1 y R4 que se montan en árboles. El inicio resulta un tanto exigente hasta que la verticalidad desaparece, así como un tramo del tercer largo donde hay que dar la talla hasta alcanzar los parabolts (V+ algo roto). Aproximación evidente por la derecha del sembrado más destacado, siguiendo unas fitas y pintadas rojas que conducen directamente a la base W de la roca. Atravesando por el pie de la pared se llega pronto al inicio en un tramo despejado de vegetación (calcular unos 40 min). Descenso desde la cima mediante un rapel (25m) y alcanzando la segunda canal orientada al oeste, por donde se baja con cierta precaución hasta el mismo torrente por donde accede el camino de la aproximación.
- La vía Redbone surca la línea más descarada y lógica del Esperó de la Móra, donde curiosamente existe otro itinerario simétrico abierto en el 96 en la vertiente opuesta, mucho más difícil y expuesto. El itinerario resigue la fisura que destaca a primera vista, ofreciendo un primer largo exigente donde hay que manejar algún friend grande, para proteger el tramo clave (6a) hasta alcanzar la entrada de la primera reunión. La continuación aparece mucho más humana y asequible pero sin protecciones, pues en toda la vía solo encontraremos parabolts en la R2 y R3. Roca típica de la región con algún pasaje discreto donde habrá que prestar atención. Aproximación improvisando campo a través dirección al objetivo, desde la pista de acceso aparcando cerca de la ermita de Santa Eugènia (calcular 35 min). Para el descenso, desde la cima se recomienda atravesar dirección W sorteando por lo alto el terreno más accidentado, hasta situarse en el torrente principal. A media bajada localizaremos el trazo de un viejo camino que desciende en diagonal por la derecha (fitas), y que cómodamente lleva al inicio de la aproximación (calcular 1h).
- La pared de Canalda tiene la fama de
itinerarios expuestos, y solo se repiten unos pocos que están bien asegurados
que en muchos casos no son precisamente los más bonitos. La vía Isabella fue
uno de los primeros en abrirse por lo que su dificultad aparece moderada,
exceptuando un par de pasos que rompen la monotonía entre un mar de compactas
panzas y oleaje sinuoso. En su apertura solo se utilizaron un par de espits
quedando una ruta bastante expuesta con puntuales posibilidades de protección,
que automáticamente quedó relegada como tantas otras abiertas con una
concepción reacia a la expansión fruto del viejo estilo montserratino. No
obstante, en la segunda ascensión se le sumaron un par de chapas con el previo
consentimiento de los autores, para aminorar la exposición de los pasos más
acusados, sobre todo el de la panza del L4 que resulta el más apoteósico con
diferencia.
- Después del previo calentamiento con
la vía Isabella, el próximo objetivo se situó algo más a la derecha, pero
siempre dentro de los límites del sector central de la pared por su mayor
altura y continuidad. La vía Torrente de Flujo supera con el mismo estilo un
paño mucho más exigente de entrada, donde cada largo posee su boulder particular
para seguir escalando por lo más asequible y evidente sin más florituras. Son
pasajes obligados previamente asegurados, que según avanzamos se complican
hasta alcanzar la repisa salvadora, el trance habitual de la escalada canaldera.
Dadas estas características, la ruta ofrece buenas excursiones sobre una roca
buena en conjunto, evitando al máximo el liquen de las inevitables chorreras
que la acompañan. A estas alturas solo cuenta con dos o tres repeticiones
confirmadas, siendo una de las vías míticas del Solsonès, una zona ya de por sí
poco solicitada en comparación del Alt Urgell o el Montsec.
- La vía Cor de Roure representa uno de los retos más embarazosos de la muralla sur de Canalda dadas sus exigencias técnicas y morales. La desoladora apariencia del primer largo es motivo suficiente para pasar de largo y desistir del intento, al constatar la fragilidad de un terreno rojizo y muy vertical, con toda la incertidumbre añadida a la hora de proteger la jugada con solo un pitón y un puente de roca en 45 m. A la salida de la R1 volvemos con la misma tónica hasta que paulatinamente la cosa mejora hasta alcanzar la R2. La tercera tirada es la mejor en todos los aspectos, ofreciendo una bonita escalada por un diedro de calidad, sin más misterios que los plomos que encontraremos al final a la izquierda para abandonarlo y llegar a la R3. El último resalte cuenta con unos entretenidos pasos de artificial a base de pitones falcados en roca decente, hasta que el terreno permite salir en libre y terminar una de las aventuras más peliagudas de la zona. Como es lógico, por el momento se desconocen repeticiones.
- La vía Paramainou representa un hito de la dificultad en esta entrañable escuela turolense, ya que en sus 22 años de existencia solo se le reconoce una repetición entera y otra al L1 en concreto. A diferencia del resto de los muros de la zona, esta monolítica placa carece de bolos y su roca pese a ser muy buena y monolítica en conjunto, no ofrece demasiado canto. Por consiguiente, su ejecución es un continuo trance con la dificultad añadida de no poder colocar prácticamente nada, salvo los espits que milagrosamente se pusieron en el transcurso de su apertura en los lugares donde se pudo parar para tal efecto. Sin duda alguna el primer largo es lo más exigente de grado con diferencia, aunque en el resto no se puede bajar la guardia a pesar de su dificultad más humana. Sin lugar a dudas uno de los itinerarios más expuestos de la zona qué con toda seguridad nunca llegará a pulirse ni a estar de moda.
- Si existen algunas vías
imprescindibles en Canalda, la Falcon Crest puede ser una de ellas. Su
atractivo trazado, variedad de pasajes y puntual equipamiento son factores
decisivos para solventar un itinerario verdaderamente "canaldero" en
todos los sentidos. La dificultad de la primera tirada sirve de preludio para
lo que sigue a continuación, pero con los seguros más ajustados, tal como se
observa en el segundo largo en el que fue preciso sumarle una chapa en el
transcurso de la segunda ascensión. En el tercero destaca un elegante y
compacto diedro que lleva hacia la tirada decisiva, en la que un muro coralino
intensifica la aventura acertando la salida más convincente. En definitiva, una
escalada exigente en todo momento, cuyo esfuerzo queda ampliamente recompensado
por su estética y calidad, como tantas otras vías de Canalda tristemente olvidadas.
- La vía Nivea destaca por su
elocuencia, brevedad y sencillez, tres factores que le llevan entre la notable
verticalidad de un sector peliagudo, aprovechando los oportunos rasgos que
ofrece la pared. No obstante su última tirada, una de las mejores salidas de
toda la muralla, exige de un golpe de decisión importante para negociar una
panza considerable, y reponerse sobre un muro donde aún hay que dar la talla
hasta la cima. Escalada con los espits justos y necesarios para proteger los
pasos claves, con pocas posibilidades de reforzar con artilugios, que
claramente queda descartada de la típica selección de itinerarios recomendables
pese a que su línea lo vale sin la menor duda. Su nombre insinúa el alto grado
de insolación de la pared, que aún en pleno invierno convida a escalar en
camiseta en los días más serenos y recurrir a la famosa crema para no dejarse
la piel.
- La vía Cor de Roure representa uno de los retos más embarazosos de la muralla sur de Canalda dadas sus exigencias técnicas y morales. La desoladora apariencia del primer largo es motivo suficiente para pasar de largo y desistir del intento, al constatar la fragilidad de un terreno rojizo y muy vertical, con toda la incertidumbre añadida a la hora de proteger la jugada con solo un pitón y un puente de roca en 45 m. A la salida de la R1 volvemos con la misma tónica hasta que paulatinamente la cosa mejora hasta alcanzar la R2. La tercera tirada es la mejor en todos los aspectos, ofreciendo una bonita escalada por un diedro de calidad, sin más misterios que los plomos que encontraremos al final a la izquierda para abandonarlo y llegar a la R3. El último resalte cuenta con unos entretenidos pasos de artificial a base de pitones falcados en roca decente, hasta que el terreno permite salir en libre y terminar una de las aventuras más peliagudas de la zona. Como es lógico, por el momento se desconocen repeticiones.
- La vía de Pasqua resigue una línea
muy interesante en todo momento, que acierta prácticamente en libre un sector
delimitado por una diagonal ascendente suspendida en el vacío. Para llegar a
ella es preciso escalar un muro típico, hasta un punto donde la lógica lleva a
continuar por una vira que poco a poco se desvanece y aparece el paso obligado
clave del asunto, casualmente alejado del último seguro. La vía Nenuco
representa la otra opción lógica para ganar el sector, en la que también hay
que negociar algún paso obligado difícil de asegurar. Las dos rutas confluyen
en un último largo inolvidable, donde hay que dar la talla hasta alcanzar el
árbol de la cima. Roca aceptable en la vía de Pasqua y algo menos óptima en
algún tramo de la Nenuco. Itinerarios exigentes y con pocas repeticiones.
Imprescindible carnet de "canaldero".
- La vía Atlanta es una de
tantas vías de Canalda donde en un momento dado nos encontramos con un muro
exigente que hay que resolver sin protección. Es una de las peculiaridades de
esta escuela especialmente dispuesta para ejercitar el dominio y homologar
nuestros límites. La ruta arranca por un pronunciado diedro-chimenea propenso a
la humedad, que precisa de tiempo seco para escalarlo en condiciones. Una vez
en el muro y con las posibilidades de protección escasas, aparece el pasaje clave
donde una decisión instintiva descubre el mejor camino entre un sinuoso mar de
roca de buena calidad. Pasado esto el resto no tiene más misterio, ofreciendo
unos bellos y variados pasajes hasta la cima. Hasta el momento solo se le
atribuye una repetición.
- El nombre de Karambola se
refiere al rabioso tramo situado a la salida de R3, donde en su apertura se
utilizaron un seguido de bolos para progresar en artificial hasta colocar el
espit consolador. Aparte de este trámite destacable, esta bonita vía ofrece
todo un recital de pasajes y técnicas que la hacen especialmente compleja,
exigente y sobre roca de calidad, ideal para familiarizarse con el particular
conglomerado de Canalda y descubrir sus grandes posibilidades. Por el momento solo
cuenta con una repetición confirmada, resolviendo el tramo clave mediante una
carambola diferente, pitonando y gancheando por al lado sin colgarse de los
bolos protagonistas por su mayor exposición.
- La vía Supernova es la línea más
elocuente que dibuja el Sac del Portaler con diferencia. Una seductora escalada
donde cada largo es un mundo aparte y en su conjunto uno de los itinerarios
clásicos más representativos de la fachada sur del Montsant. No por ello se
trata de una vía muy repetida, sino más bien un selecto objetivo donde hay que
dar la talla en sus tres primeras tiradas, destacando un muro de película
después de atravesar el jardín y un tramo algo expo a la salida de la R3. El
resto hasta la cima es claramente asequible desde todos los ángulos. El
descenso a pie se efectúa por detrás mediante un suave torrente que desemboca
en el popular Grau dels Barrots, o bien montando 4 rápeles con cuerdas de 50 m
tal como señala el dibujo, destrepando por las rampas de la izquierda hasta
alcanzar la penúltima reunión. Roca muy buena en general. Puede ser útiles los
ganchos si vamos justos en el magnífico muro de 6b, sazonado de los típicos
agujeros que presenta esta famosa escuela del Priorat.
- Justo en la última cuesta del Grau
de l'Agnet atravesamos una amplia cornisa bajo el Petit Caputxó, donde destacan
un característico techo y un marcado diedro más a la derecha con un rastro de
viejos tacos de madera sin más referencias. La vía Bagdad Exprés arranca por
éste y pronto lo abandona por unos muros de mayor calidad aunque más mantenidos
y vulnerables hasta alcanzar el diedro-canal de salida. La gracia del
itinerario esta en aprovechar las posibilidades de un terreno favorable sin
recurrir a la expansión, mediante una expuesta combinación de libre y
artificial con solo un espit de consolación a mitad del recorrido. Roca buena
en los tramos más difíciles y aceptable en el resto. A la salida de la vía solo
basta con atravesar hacia el E para encontrar el collado por donde transcurre
el camino del Grau de l'Agnet.
- La vía Ketama posee una
línea súper lógica pero muy contrastada, donde destaca claramente la rabiosa
fisura del segundo largo ante el resto de una ruta totalmente sencilla y
afable. Un tramo en artificial exigente da paso a la fisura anfitriona cuyas
cualidades dejan mucho que desear al aparecer semi-ciega y no permitir
protegerse cuando toca. No obstante y con la introducción de algún clavo de
consolación, la tirada se resuelve dando el callo y con una dificultad que no
aminora hasta el final. A partir de la R2 solo resta escalar un bonito diedro y
decantarse hacia la izquierda para salvar cómodamente unas placas asequibles
hasta la cima. En todo el itinerario solo encontraremos las reuniones montadas,
más un puente y un plomo a la salida de la R1. Roca muy buena en conjunto. Se
desconocen repeticiones.
- Como su nombre indica, la
vía Sendero Espacial ofrece un portentoso camino entre la verticalidad, gracias
a un escenario tremendamente erosionado como se aprecia claramente desde el
suelo. La vía descubre lo más asequible evitando los obstáculos que
continuamente salen al paso, sin demasiadas posibilidades de protección salvo
unos pocos buriles colocados durante su apertura. Inicio por un corto desplome
fisurado donde habrá que poner algo para alcanzar un clavo y salir en libre por
un marcado diedro sazonado de panzas. En el segundo largo destaca una aérea
travesía caminando bajo el techo dominante, que conduce a un exótico laberinto
rocoso donde instintivamente hay que proseguir por lo más fácil sin florituras,
pues solo existe un buril en todo el tramo. Es curioso observar como en todas
las repisas encontramos "bolitas" de cabra que confirman la conexión
de las viras con el exterior. Roca buena en una escalada difícil de calificar,
pero de las más curiosas de les Moles del Don con diferencia.
- La vía Furia Obrera es la
línea más distinguida de la Mola dels Biernets y su ascensión requiere oficio
para progresar por un marcado diedro donde su fisura no siempre acompaña. Hasta
llegar a ella hay que resolver un zócalo aparentemente asequible de entrada,
pero cada vez más difícil y expuesto hasta situarse bajo el techo característico
equipado con espits. Una vez en el diedro no hay misterio hasta alcanzar la R4,
pero para continuar es preciso efectuar un expuesto rodeo en roca delicada y
sin protección, hasta retomar el eje del asunto. Una vez en "El Balcó
d'Arnes" solo queda solventar un bonito largo de salida con laja incluida,
que lleva al punto culminante y mirador principal hacia el pueblo de Arnes.
Desde la cima podemos bajar directamente por detrás al río Estrets, o si
queremos más aventura descender por el entretenido barranco de la izquierda
mediante algún que otro rápel, pasando por pie de vía.
- La vía Spartaco ofrece un
recorrido en chimenea muy elocuente hasta un punto donde desaparece y es mejor
continuar por la izquierda siguiendo las debilidades de la pared. Una escalada
concebida con naturalidad prescindiendo al máximo de recursos artificiales,
donde encontraremos algún espit en reuniones y poca cosa más, lo que le otorga
un grado de exposición considerable a pesar de su modesta dificultad. El paso
más exigente aparece solo comenzar, para superar un corto obstáculo protegido
con un puente de roca a la entrada de la disfrutona chimenea. A nivel de la R2
una evidente vira conduce al siguiente relevo equipado con un arbusto, al pie
de unas placas poco verticales pero con un tramo significativo obligado y
expuesto. El último largo aprovecha el canto opuesto de la gran laja de la
Furia Obrera para salir de la pared. Roca buena en general.
- La vía Paramainou representa un hito de la dificultad en esta entrañable escuela turolense, ya que en sus 22 años de existencia solo se le reconoce una repetición entera y otra al L1 en concreto. A diferencia del resto de los muros de la zona, esta monolítica placa carece de bolos y su roca pese a ser muy buena y monolítica en conjunto, no ofrece demasiado canto. Por consiguiente, su ejecución es un continuo trance con la dificultad añadida de no poder colocar prácticamente nada, salvo los espits que milagrosamente se pusieron en el transcurso de su apertura en los lugares donde se pudo parar para tal efecto. Sin duda alguna el primer largo es lo más exigente de grado con diferencia, aunque en el resto no se puede bajar la guardia a pesar de su dificultad más humana. Sin lugar a dudas uno de los itinerarios más expuestos de la zona qué con toda seguridad nunca llegará a pulirse ni a estar de moda.
- Los Barrufets fueron los primeros en
merodear por el Masmut y conquistar lo más significativo antes de publicar el
hallazgo. Un esperado articulo en la revista Extrem dio el pistoletazo de
salida hacia un lugar mágico y con muchos espolones por resolver. Dos de los
situados en el centro del paraje, la vía d'un Temps y la d'en Juni, se abrieron
el mismo día por lo que poco rastro quedó en la pared excepto algún que otro
buril para marcar las reuniones y poco más. La primera cuenta con una excelente
fisura-chimenea de entrada, hasta alcanzar el espolón de la derecha donde
claramente disminuye la verticalidad hasta el final. La segunda es algo
arrampada salvo un tramo del L3 donde hay que colocar algo artesanalmente para
superar el obstáculo. Por lo demás se trata de itinerarios interesantes y muy
variados, pero con unas considerables excursiones sin más remedio. Para la
primera llevar los friends medianos/grandes en especial, y para el desplome
d'en Juni algún clavo corto y alguna falca de madera. Roca buena en conjunto,
conglomerado típico de la región. Posible descenso con un par de rápeles por la
canal más amplia de la derecha.
- Sant Llorenç del Munt es sin lugar a dudas una de las escuelas claves para dominar la exposición, disponiendo de un conglomerado desde mal fraguado hasta demasiado compacto, que exige de un sexto sentido para homologar correctamente los agarres fuera de los itinerarios clásicos más repetidos que son pocos. La vía Stratosfear acaricia el corazón de uno de los muros más significativos de la Mola utilizando la mínima expansión, recurriendo al libre expuesto y pasos puntuales de artificial, aprovechando las escasas posibilidades de un terreno inhóspito y vertical en todo momento. Una expuesta arrancada sirve de muestra para imaginar de lo que va el tema, y una vez alcanzada la R1, tener la referencia suficiente para resolver dos largos más con una compacta recompensa final. Hasta la fecha solo se le atribuye una repetición por una diestra cordada que la realizó prácticamente en libre, sin saber muy bien a lo que iban, pero consiguiendo el carnet oficial de expogradista...
- Sant Llorenç del Munt es sin lugar a dudas una de las escuelas claves para dominar la exposición, disponiendo de un conglomerado desde mal fraguado hasta demasiado compacto, que exige de un sexto sentido para homologar correctamente los agarres fuera de los itinerarios clásicos más repetidos que son pocos. La vía Stratosfear acaricia el corazón de uno de los muros más significativos de la Mola utilizando la mínima expansión, recurriendo al libre expuesto y pasos puntuales de artificial, aprovechando las escasas posibilidades de un terreno inhóspito y vertical en todo momento. Una expuesta arrancada sirve de muestra para imaginar de lo que va el tema, y una vez alcanzada la R1, tener la referencia suficiente para resolver dos largos más con una compacta recompensa final. Hasta la fecha solo se le atribuye una repetición por una diestra cordada que la realizó prácticamente en libre, sin saber muy bien a lo que iban, pero consiguiendo el carnet oficial de expogradista...
Armand,
ResponderEliminarQuin recull de vies de caràcter!
Difícil determinar el millor moment per repetir-les: si de jove i fort, pero amb menys traça per avaluar-ne el risc, o si de "gat vell", quan una caiguda implica llargues setmanes de reparació...
apa un plaer degustar les teves piades que rellegeixo de tant en tant