Para repetir
la mayor parte de los itinerarios que vienen a continuación es necesario
mentalizarse previamente, no se trata de ir a entretenerse un rato ni a pasear
el material, hay que escalar con mayúsculas y emplearse a fondo. Alguno se le
puede calificar de clásico, el resto cuenta con muy pocas repeticiones e
incluso con ninguna, un factor que aporta más puntuación y misterio al asunto.
Lo seguro es que todos ellos poseen un atractivo especial, una dificultad que
no os dejará indiferentes, y una intensa aventura para recordar durante mucho
tiempo.
- Para todo
ser vinculado plenamente a la escalada, es toda una obligación moral escalar la
Visera de Riglos por donde más sobresale. La magia de los Mallos queda
plenamente plasmada en este espacio tremendamente desplomado, punto de
encuentro internacionalmente obligado por cordadas de toda índole. Si bien la
vía Mosquitos es la más frecuentada, a la fin se escabulle por la tangente sin
acariciar el extraordinario ambiente que gozan los escaladores deportivos
subiendo por su gran rocódromo. Para los más humanos, queda una opción válida
que cumple plenamente con el objetivo: El Zulú Demente. Una vía abierta por
abajo con coraje y maestría riglera, que acierta en libre la mayor parte del
escenario enlazando con el último largo de la Directa. Tras dos largos típicos
de panzas, a partir de la R2 una autopista invertida de buenos bolos da forma a
un itinerario excepcional, bien asegurado con parabolts, y posiblemente el
carril con magnesio más asequible para rematar el objetivo. Máximo obligado de
6b a la entrada de la buitrera (R6), y el resto lo suficientemente mantenido
para agotar las pilas sin tregua alguna y con una retirada más que complicada.
Reservar energías para el último largo, que a pesar de no ser obligado hay que
ganárselo a pulso.
- Rainier Munsch más
conocido como Bunny fue uno de los escaladores más destacados por su
extensa trayectoria en roca y hielo, claramente contrastada por los que le
conocieron y/o tuvieron el honor de encordarse con él. Tenía una especial
predilección por su querido Pirineo y conocía a la perfección todas las
principales escuelas a ambos lados de la frontera, incluso por debajo de la de
Gibraltar. Una de sus preferidas eran los Mallos de Riglos donde había
realizado casi todas sus vías. Tras su fatal accidente de montaña se le
dedicaron algunas rutas más o menos acertadas en su honor, pero seguro que ésta
ubicada en plena fachada del Mallo Pisón, está a la altura de las
circunstancias. Una escalada del todo exigente que en pocos momentos da
respiro, con solo 3 espits de consolación en 300 m de verticalidad constante, y
sobre un terreno variable donde hay que dar la talla y dominar todas las
posibilidades para salir con éxito. A principios de febrero del 2022 se ha realizado la 2ª ascensión por el trio madrileño formado por Javi Guzmán, Saúl Marcos y Sophie María, después de 14 años de la apertura. Enhorabuena.
- La
Catalanes a la Sombra en la norte del Pisón es una clara referencia a la vía
dels Catalans situada en la cara contraria, disponiendo así de una moderna
alternativa estival frente a otra con mucho más solera orientada al sol. Ambas
representan un sueño cumplido por unos catalanes siempre celosos de los maños
por poseer tales mallos y una escalada tan auténtica como la de Riglos. A la
sombra quedan sus 7 tiradas destacando un primer tercio desplomado y laborioso
donde hay que dominar la maza, los estribos y una escalada en libre muy sinuosa
para alcanzar la R2. Un largo central combinado da paso a una sobredosis de
panzas de tal calidad, que incitan a rapelar y repetirlas de nuevo, una gozada.
Pero la lógica lleva hacia la derecha para afrontar la recta definitiva por un
terreno de menor dificultad, pero más complicado de proteger donde solo
aparecen dos espits en cada reunión y poco más. Para repeticiones se recomienda
fijar hasta la R2 y con otra jornada concluir la ascensión. Por el momento solo
se le atribuye una repetición.
- Tras la apertura de
la Revelación y la Directa Manfred sobre el margen izquierdo del pináculo
central, quedaba por adivinar la línea más coherente para rematar la proa
dominante del espectáculo. La Directa Rusa fue el resultado de la intensa
aventura acontecida por un trío enamorado del lugar, que puso todo su ingenio e
imaginación para conseguir una de las vías claves de su trayectoria. El
resultado pronto fue un reclamo para las cordadas más inquietas que a las pocas
semanas aparecieron para repetir la hazaña (no sin darse algún vuelo en la
cuarta tirada), reconociendo la belleza y dificultad de un itinerario de
concepción vanguardista. Con el tiempo y la aparición de nuevos trazados a su
alrededor, se puede prescindir del tétrico L4 afrontándolo por la Superdirecta
en A1 o 7a, resultando una combinación más acertada en concordancia con el
resto de la ruta prácticamente libre. Por sus características nunca llegara a
ser una gran clásica, pero su ascensión queda como un hito representativo de la
época, y su nombre para hacer justicia a los Rusos frente a las Directas
siempre Americanas.
- La
Superdirecta ya tiene sus años pero su trazado resulta ser uno de los más
codiciados del pináculo central, sede de las novedades más atrevidas y
sorprendentes que ofrece la pared levantina por excelencia: el Peñón de Ifach.
Un erosionado mundo negativamente inclinado, donde cabe vislumbrar la vía
Anglada-Gallego como el eje imaginario que separa a la izquierda el sector más
frecuentado, de otro mucho menos solicitado donde se albergan los itinerarios
más selectos a la derecha. De la Superdirecta podemos destacar su gran variedad
de pasajes, solo 10 chapas en todo el recorrido y las grandes posibilidades de
un terreno agraciado hasta en su trampolín final, la guinda de un pastel bien
elaborado siguiendo las pautas de una roca muy particular pero entrañable si se
intimida bien. Inicio por la Revelación hasta observar un rastro de plomos a
mano izquierda que señalan su penoso comienzo. Rápidamente mejora el panorama
con la aparición de las típicas oquedades del Peñón, que facilitan la
progresión y las posturas en libre más inesperadas. En la actualidad se repite
con el juego de micros y camalots hasta el nº3.
- La vía
Albatros es una de esas escaladas de corte bigwalero que se abrieron a
medianos de los 80, cuando en el Ponotx aún había mucho terreno por resolver y
poca clientela, gracias al boom de la escalada deportiva. La ruta transcurre
paralela a la conocida vía de las Hadas, explorando un sector dominado por un
consistente desplome que rompe la monotonía y concentra la tirada clave de toda
la ascensión. Se trata de un tramo semi-fisurado provisto de pequeños agujeros,
donde hay que pitonar invertido con la exposición añadida de haber superado en
libre una pequeña rampa. En el transcurso de la segunda ascensión se le añadió
un buril para aminorar está expuesta sección, transformando el grado real del
itinerario. Por lo demás, se trata de una escalada técnicamente exigente en la que
habrá que prestar mucha atención al estado del material existente, después de
30 años y contadas repeticiones.
- La vía Vulcano descubre uno de los tramos más exóticos del Ponotx justo al unirse con la Torre de Enmedio, cuya erosión invita claramente a navegar por un agujereado laberinto tatuado con curiosos rasgos. Si bien por ello la roca no siempre acompaña, por lo general el terreno es aceptable y cuanto más arriba mucho mejor. Se trata de una escalada poco equipada y bastante sinuosa, que exige mucha intuición y un buen dominio de la autoprotección. De entrada los largos 3, 5 y 6 son sin lugar a dudas los más complicados de resolver, el resto no ofrece ningún misterio, y una vez superado el jardín la salida aparece mucho más rápida, evidente y compacta de lo que aparenta a primera vista. En definitiva, una ruta del todo recomendable para aquellos incondicionales que gusten de la aventura, no les de pereza pasear la maza, y estén saturados de tanta vía equipada. Calcular un día intenso. Pocas repeticiones
- La vía Vulcano descubre uno de los tramos más exóticos del Ponotx justo al unirse con la Torre de Enmedio, cuya erosión invita claramente a navegar por un agujereado laberinto tatuado con curiosos rasgos. Si bien por ello la roca no siempre acompaña, por lo general el terreno es aceptable y cuanto más arriba mucho mejor. Se trata de una escalada poco equipada y bastante sinuosa, que exige mucha intuición y un buen dominio de la autoprotección. De entrada los largos 3, 5 y 6 son sin lugar a dudas los más complicados de resolver, el resto no ofrece ningún misterio, y una vez superado el jardín la salida aparece mucho más rápida, evidente y compacta de lo que aparenta a primera vista. En definitiva, una ruta del todo recomendable para aquellos incondicionales que gusten de la aventura, no les de pereza pasear la maza, y estén saturados de tanta vía equipada. Calcular un día intenso. Pocas repeticiones
- Con la
exploración del Calderer han surgido una serie de itinerarios muy interesantes
que convidan a desviarse del sector central de toda la vida. Uno de los últimos
en aparecer ha sido la vía Katana, otra combinación favorable que conquista los
tres pisos de la muralla norte en libre de dificultad, especialmente
recomendable para los fanáticos del grado en pared. Se trata de una línea
fisurada bien definida, que concentra su máxima intensidad en sus primeros
largos hasta alcanzar la R6, punto donde se plegan las cuerdas y se trepa hasta
el pie de la chimenea que forma la aguja Xevi Puig. Un argumento mucho más
clásico lleva de forma lógica y evidente hasta la cumbre principal para colmar
románticamente el objetivo. Destacar de todas maneras, que de algunas reuniones
podemos continuar por otras vías mucho más fáciles si el grado nos supera. Roca
de buena a excelente exceptuando algún paso aislado como a la entrada y salida
de R3.
- Quizás sea
uno de los itinerarios más míticos de la vertiente norte pues solo se le
atribuye una repetición en sus 30 años de existencia, pese a su modesto
desnivel con solo tres largos de cuerda, a los que hay que sumarle una salvaje
aproximación para alcanzar un pie de vía muy extravagante suspendido en lo alto
de un zócalo vegetal. Una discreta fisura rebozada de liquen da forma a una
primera tirada que conduce directamente al corazón del frontón y se desvanece
misteriosamente. A partir de aquí la danza precaria entra en escena, para
solventar todo un largo en artificial donde solo encontraremos unos minúsculos
buriles originales repartidos por la vertical que señalan el camino a seguir.
La traca final consiste en salir en libre expuesto por un buen muro con escasas
posibilidades de protección, hasta ganar la cima de la Miranda de Sant Antoni
situada inmediatamente a la derecha del famoso Cavall Bernat. Con la apertura
de una ruta que lleva al collado del Cavall, se instalaron una serie de
peldaños en los resaltes más significativos de la canal de acceso facilitando
en gran medida la aproximación al objetivo.
- La vía
Armand-Fredi siempre ha estado una escalada muy selectiva dado su claro
aislamiento en el sector más lúgubre de toda la pared de Diablos. Se trata de
una línea bien definida en la que encontraremos un discreto número de seguros a
completar según las habilidades de cada uno, pudiendo efectuarla en escalada
combinada tal como se abrió, o bien en libre tal como marca la reseña
actualizada. Al inicio, con la existencia de los originales buriles sin chapa
el panorama es bastante desalentador, pero a partir de la R1 la cosa mejora
radicalmente con una estética y continuidad palpables hasta alcanzar la R5,
punto donde se puede dar por concluida la aventura. Posiblemente sea el
itinerario más asequible de grado de toda la pared, pero con la vital exigencia
de manejar la maza y los pitones para solventar con garantías unas fisuras no
siempre fáciles de clavar, sobretodo escalando en libre.
- La vía Adagio
acierta desde su inicio el camino más coherente para conquistar el espolón
central de Patriarcas. Solo un corto tramo de artificial desentona una melodía
en libre, que mantiene su armonía en todo momento sirviéndose de un terreno de
aceptable a excelente según avanzamos. Su arrancada es exigente, hay que
afrontar una fisura-diedro muy abierta y vertical saneada en su día donde
quizás vuelva a brotar algo de vegetación por naturaleza. A partir de la R1 la
película cambia radicalmente y a los pocos metros aparece una afable escalada
exterior, que de forma muy oportuna y directa, conduce por el margen izquierdo
del espolón al encuentro del diedro más afortunado del eje principal. A la
salida de éste, 7 pasos de artificial llevan al definitivo muro donde
cortejando su debilidad y elegancia, llegamos a la cima culminante del serrat.
Pese a ser una vía rápida e interesante a priori, su marcado carácter y el
tramo de pedal solo invita a los asiduos más propensos a las escaladas
todo-terreno, que son pocos.
- Anarquía Vertical
ofrece toda la gama de pasajes que podemos exigir de una línea muy lógica y
evidente desde un principio, pero que hay que ganarla palmo a palmo sin grandes
facilidades dada su concepción reacia a la expansión. Todas las tiradas tienen
su miga y en pocas ocasiones la dificultad decrece, destacando el L4 como el
más trabajoso con diferencia de toda la ruta. Su nombre hace referencia al
momento histórico de los años 80 donde aparecieron diversas formas de entender
la escalada, tras una penosa transición que enfrentó literalmente a los dos
bandos más influyentes: los escaladores tradicionales y una nueva generación
vinculada a la escalada deportiva. Como resultado surgió todo un cúmulo de
tendencias que solo han hecho que rizar el rizo y confundir al principiante.
Esta vía es uno de tantos ejemplos de lo que era la escalada antes del grado
deportivo. Desde entonces y para estos casos, apareció una nueva denominación
para diferenciarla del resto: Terreno de Aventura.
- La vía
Directa aunque parezca un capricho para rellenar el hueco disponible, resulta
una línea lo bastante coherente a tener en cuenta que nunca ha cuajado desde
que se abrió a medianos de los 80 en pleno apogeo de la escalada deportiva. Una
ruta que abandona la Sánchez-Martínez a nivel de la R3, descubriendo una
sugerente línea de fisuras que ganan la diagonal principal hasta topar con la
Barrufets, punto donde una aérea burilada nos transporta al plano exterior para
continuar el evento. Una magnífica placa a equipar en su totalidad (L9) conduce
bajo los techos de la Sánchez y aprovecha la variante Hurtado-Carbonell para
superar el obstáculo horizontal. A partir de aquí la ruta está prácticamente
equipada con buriles hasta la cima, ofreciendo unos largos francamente
interesantes y con roca de calidad. Una aventura incondicional de la que no se
conocen muchas repeticiones completas, ya que se puede abandonar fácilmente por
otras rutas mermando su compromiso.
- La vía
Manfred Man es una de esas escaladas que podríamos etiquetarlas de salvajes
tanto por su concepción como por el lugar que ocupan. Se trata del eje
imaginario que divide la Pared del Aéreo del Serrat del Moro, donde una
solitaria pilastra domina un caótico entorno salpicado de canales y selva. La
ruta no obstante, evita al máximo la vegetación y descubre las fisuras más
representativas que no siempre son fáciles, hasta llegar al pie de la
monolítica columna final que resulta la guinda del pastel. Al inicio de ésta es
donde hallaremos el tramo más delicado de la vía (A3), hasta que llega el libre
y una definitiva línea de buriles que conduce a la R9. Las dos últimas tiradas
recompensan los malos ratos pasados con una roca de película, buen ambiente y
un final apoteósico. Prever un día intenso. Ruta dedicada a Manfred, un
solitario escalador austríaco que rondó por Levante a primeros de los 80,
especialmente por el Peñón de Ifach donde dejó profunda huella de su destreza
vertical.
- La vía Terminator
pese a sus 22 primaveras de existencia, solo cuenta con unas 4 repeticiones
confirmadas lo que da una ligera idea del reto plasmado en su llamativo y
estupendo trazado. Fue abierto en un par de jornadas cuando lo de abrir por
abajo quedó relegado a unos pocos adictos al estilo tradicional frente a la
endemia global de la escalada deportiva. Terminator ofrece todo un recital de
intuición para alcanzar la arrogante fisura que raya la pared en diagonal, y
que tan solo sirve para definir el itinerario sin tregua a añadir más recursos
de los existentes. Actualmente el plomo del primer largo es testimonial, por lo
que la jugada se solventa colocando algún Alien de consolación. También
destacar que la R4 cuenta con tan solo un espit desde el día que se abrió, por
lo que puede ser prudente colocar otro al lado o similar. En definitiva, una
ruta emblemática que difícilmente llegará a pulirse como tantas otras del
Masmut, y que representan nostálgicas joyas de la escalada del siglo pasado.
- Después del
éxito de la vía Terminator, aparece justo enfrente una réplica para seguir con
la saga de escaladas intensas donde hay que emplearse a fondo. Reanimator es
una ruta menos expuesta pero mucho más exigente técnicamente, donde hay que
dominar la progresión artesanal mediante fisureros y clavos estratégicamente
acuñados. A parte de toda la gama imaginable de pasajes en libre, encontramos
algunos tramos de artificial laboriosos donde hay que esmerarse para resolver
un trazado que recurre a la lógica en todo momento y con pocas expansiones de
consolación. La tirada clave presenta un diedro rojo con fisura semi-ciega
(A3), en la que serán muy útiles las falcas para subir con solvencia ante otros
artilugios mucho más modernos. Por el momento se desconocen repeticiones, cosa
normal en un lugar donde el personal va a forzar en libre, o a repetir alguna
de las grandes clásicas que ofrece esta entrañable escuela turolense.
- Las
paredes de Comiols nunca han llamado la atención pese a su cómodo acceso y
considerable altura como bien se aprecia transitando por la carretera de Artesa
de Segre a Tremp justo al pasar el puerto del mismo nombre. La vía Club Paraíso
fue la primera en cortejar el muro más llamativo de toda la muralla, descubriendo
una ingeniosa línea en conglomerado siempre de calidad, cuya concepción con
solo 7 espits de protección la marginó rápidamente. Solo hay que decir que
existe una alternativa más moderna a su izquierda, que cuenta con una
dificultad parecida y nada menos que 60 parabolts, para superar un espacio
similar pero sin duda mucho más solicitado a priori. Una tendencia "in
crescendo" que corrobora el poco oficio existente por consolidar la vieja
usanza de no perforar combinando las posibilidades del terreno con la destreza
personal, y otra muestra más del desfase entre la escalada ética y la de
consumo, aparecida últimamente distorsionando los valores fundamentales de la
escalada de toda la vida. Actualmente esta escalada está regulada por el tema de nidificación. Informarse antes de ir.
- Si bien todos los Mallos Pequeños se han escalado desde hace mucho tiempo, solo unos pocos han conseguido atraer al personal por sus buenos itinerarios y cómodo acceso, el resto han quedado en el olvido y acorralados entre la densa vegetación. El Mallo Capaz presenta una salvaje cara E donde solo existía una vía de Ángel López y Gregorio Villarig, quedando un diedro disponible a la derecha por explorar. Tras la apertura de un camino para acceder al objetivo, aun quedó tiempo suficiente para abrir la vía In crescendo en una intensa jornada de verano. Como su nombre insinúa, se trata de una escalada que se intensifica según avanzamos, y por su aspecto, nadie diría que la roca va de buena a excepcional, ofreciendo un apoteósico último largo digno de mención por su exquisita textura y continuidad, sin grandes bolos donde agarrarse. Una escalada intensa donde habrá que adivinar el camino correcto en todo momento, desde la pista de acceso hasta la cima del Mallo menos pisado de todo Riglos, el máximo aliciente de ésta romántica aventura totalmente apartada de lo habitual.
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